Por Gínder Peraza Kumán
HACE POCO MENOS de un mes, la organización política, liberal, social, de ayuda a grupos necesitados pero con entusiasmo, y demás actividades colaterales, y ya ampliamente conocida como Los Notables, se vio entre quienes ya están moviendo el agua para enturbiarla y ver qué pescan, o que ya buscan calcular cuánta leña lleva el dulce, para hacerlo y venderlo. Y no sólo el dulce para este 2023 en curso, no: ya están tratando de visualizar cuántos toques de banda se requieren para que más bolas de billar caigan en la buchaca sin que el mingo acabe ahí lejos, junto a un rancho con un nombre que está del ca… y que es propiedad del jefe del Ejecutivo federal, que como usted sabe se convierte en el centro del universo en épocas preelectorales y electorales. El líder de Los Notables, Alejandro López Munguía, encabezó reciente fiesta de fin de año del grupo, donde anticipó que esta vez colocarán más aspirantes a candidatos que en las anteriores ocasiones… Pero ya sabe usted que no sólo es querer, sino también tener con qué ($$$)… ¿Habrá ya suficientes mecenas? Por lo pronto el grupo tiene el respaldo irrestricto (y viceversa) de la diputada federal Carmen Navarrete Navarro, y al parecer también el del diputado federal motuleño Mario Xavier Peraza Ramírez.
IMAGÍNESE EL TAMAÑO del caso que tendría usted entre sus manos si le hubieran entregado la encomienda de definir el lugar en las planillas políticas en que colocaría al nunca bien ponderado actual secretario de Educación estatal, el vallisoletano Liborio Vidal Aguilar. Se trata de un destacado empresario que también es, paradójicamente, un hombre de amplia popularidad en las filas del indigenismo yucateco, que tiene sus mayores bastiones precisamente en el oriente de la entidad. Le han criticado a Vidal Aguilar los saltos que ha dado de un partido a otro, pero cuando se necesita que alguien meta el hombro para sostener a algún candidato o partido, él no pone peros, sino muchos pesos, influencia y logística definitivas. Él no pide paga, al menos no explícitamente, peeeero…
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NO SÉ POR QUÉ, pero siempre que oigo hablar de mala o pésima selección de candidatos me acuerdo del papel que jugaron aquellos dos priistas de apellidos Caballero Durán y Salazar Cano, que prácticamente vendieron las candidaturas que debían evaluar (así lo afirmaban los aspirantes al salir de la Casa del Pueblo), de modo que, en general, donde ellos decidieron el PRI salió con las patas por delante. Lástima, porque Caballero había logrado elevar su imagen luego de rescatar casi del fondo del abismo al Colegio de Bachilleres, al que depuró de malos maestros y pésimos directores. Del otro ni qué decir, pues no sólo no reconoció sus errores, sino que culpó a otros y quiso ser presidente estatal del PRI.
¿Y QUÉ NOS DICEN, amables lectores, de las opciones que tendría enfrente el siempre bien ponderado –ése sí– y ahora senador yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín? Cerebral, sosegado, inteligente y pacífico, ha sido como aquellas aves que cruzan el pantano sin ensuciarse el plumaje. Al menos dos veces en los últimos años ha cedido en sus legítimas aspiraciones políticas, y dado un paso al costado con tal de que la calma prevaleciera y el PRI no siguiera perdiendo lo que de hecho ya ha perdido. A veces parecería que Ramírez Marín ya está harto de lidiar con correligionarios y con antagonistas de otros partidos, y que ya sólo quiere irse a su casa y “que vean ustedes lo que hacen con su pin… juguetito”. ¿Será su finta y sólo quiere que sus enemigos y detractores se confíen? No faltaría mucho para saberlo.
