Pozos, leyendas en la Península de Yucatán
Por Rita
9 octubre, 2021
Hubo una época en la que abrieron pozos en la comunidad; la mayoría fueron comunitarios, llamados en maya chenkaj o pozos del pueblo. Ubicados en la vía pública. Otros se formaron en los solares de los principales vecinos.
Dicen los antiguos que no se debe acostar a dormir teniendo sed por las noches. Ya que la sed es un sentimiento del alma y esta por necesidad saldría del cuerpo para ir a beber agua en el pozo. Y si esto sucede en la época de finados, o el mes de noviembre. Dicen que el alma al bajar al pozo a beber agua se encuentre con las ánimas de los difuntos que llegan a visitarnos anualmente, Y se quede con ellos sin regresar al cuerpo, ocasionando la muerte de este.
Recuerdo bien que me decían: “No debes tirarle piedras al pozo”. Porque cuando te mueras tu ánima será mandada a sacar esas piedras que arrojaste. Y a falta de cuerpo para sacarla se quedará por mucho tiempo tu ánima en su intento sin lograr sacar aunque sea una. El descanso del ánima llegará cuando algún mortal entre a limpiar el pozo. Y saque esas piedras que fueron arrojadas ahí.
Los niños pequeños de escasos años no deben “acechar” dentro del pozo. Porque el espíritu que habita en los pozos mirará sus rostros. Y, quizás, auxiliado de vientos fuertes, puede en ese intento jalar al niño para llevárselos al fondo.
El pozo debe ser cuidado y respetado; no debe ser contaminado con nada. Porque llegará el día en que el agua de una gran mayoría de los pozos se seque. Quedando solamente en muy escasos pozos el agua, que servirá para todos los moradores del pueblo.
El pozo es la casa de los vientos buenos y malos. Ahí en sus concavidades se sacó el agua que bebieron los primeros pobladores de los pueblos y sus descendientes.
La parte mestiza que habita en el Mayab dice que beber agua del pozo es probar el sabor de un pueblo. Es sinónimo de arraigarse en la comunidad. A su frescura y vitalidad debe formarse una vía sanguínea, entre el que bebe sus aguas y del pueblo que visita.
De la sabiduría antigua, esa que llaman maya. Aquella que heredamos de nuestro abuelos. Nos revela que en el mes de mayo al rayar el mediodía el sol se posa en medio del pueblo y parece entrar al pozo. Siendo imposible mirar el fondo de estos. Ya que el sol se refleja en el agua iluminando ese vacío. Cuando esto ocurre es la señal de que ya es época de comenzar a sembrar. Porque el sol está fecundando las entrañas de la madre tierra. ¡Enorme sabiduría antigua de nuestros mayores
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