Otra vez azota el alza en las medicinas


Hay temores de que resurja el COVID o Coronavirus
Cuando éramos niños en muchos pueblos grandes no había médicos y encontrar medicinas, las que necesitábamos, era poco menos que imposible. Papás y mamás se esmeraban en el cuidado de los hijos, para no tener que enfrentarse al difícil problema de encontrar un doctor y un tratamiento que les devolviera la salud a sus hijos.
Los tiempos cambiaron afortunadamente, aunque sea poco a poco, y ya más médicos, medicamentos y hasta hospitales están más cerca de nosotros que antes, aunque todavía no lo suficiente, y su capacidad y cuerpo de expertos no alcanzan para atender a todos.
Alguien podría pensar que con la modernidad ha llegado la salud para todos, algo que es una eterna promesa de campaña política… La realidad es que todos los miembros de la familia todavía nos enfrentamos indefensos, como si estuviéramos desnudos, a las bacterias y virus que vienen de todas partes y pueden llegar a cualquier país, desde Paquistán e Israel hasta Puerto Rico, Haití, Grecia y más allá. Muchas veces nos hemos enfrentado como pueblos y naciones a males que en poco tiempo se pueden convertir en epidemias o pandemias, que en la mayoría de los casos causan la muerte de cientos o miles de personas de todas las edades.
Como usted y todos nosotros aún recordamos con dolor, hace poco tiempo, tres o cuatro años, nos atacó una pandemia en prácticamente todo el globo. Nadie sabe cómo, pero de un día para otro ese azote a la salud mundial supuestamente desapareció, pero muchos creemos que solamente está agazapado y que sigue cobrando vidas, lo que sin embargo no se contabiliza con la acuciosidad con que se hizo en la primera fase.
Muchos expertos coinciden en que ésa es la verdadera situación, y que la diferencia es que ahora no se le da mucha publicidad a la tragedia.
Esa ominosa duda cobra más importancia cuando volteamos a ver al Sector Salud, y notamos que muchas de las instituciones del gobierno han quedado muy debilitadas para hacerle frente a las adversidades del tamaño de las epidemias. Esos organismos oficiales ni siquiera han podido organizar todos sus esfuerzos y trabajos, porque el gobierno, que por primera vez tiene un origen y una composición heterogéneas y está peligrosamente dividido, no ha podido ponerse de acuerdo en la designación de jefes y altos directivos, salarios y un sinfín más de asuntos económicos, lo que propicia que nadie, o sólo una fracción del total del personal, esté haciendo lo que le corresponde para sacar adelante al Sector Salud. Y la situación es peor si tomamos en cuenta que por el caos, el desorden y la indisciplina los medicamentos han vuelto a subir de precio, y son difíciles de conseguir, lo que genera angustia y desesperanza en grandes capas de la sociedad.
Un solo ejemplo evidencia lo difícil de la situación: la caja de cien pastillas de levodopa con carbidopa, bases del tratamiento de la enfermedad de Parkinson (un paciente necesita de cinco a siete píldoras al día) costaba unos $1,140, pero ahora se vende en alrededor de los $1,620.
En los pasillos de las clínicas y hospitales los comentarios son desesperanzadores, pero lo peor es que nadie toma la batuta o el silbato para poner orden en esos sectores, y empezar el trabajo que debió haberse iniciado desde hace tres o cuatro meses.
Nos consta la tristeza, angustia y preocupación de muchos mandos intermedios de instituciones honorables y trabajadoras como el IMSS, con veteranos que no saben cómo podrían sacudir el corazón y el cerebro (deben tener uno y otro) de quienes supuestamente son responsables de la dirección que deben tomar los trabajos de inversión y cuidados dirigidos a proteger a la población general, que vive más bien en una etapa de descuido y despreocupación, por la ignorancia de las amenazas que se ciernen sobre ellos.
Se había dicho que marzo sería el mes tope para que todos los funcionarios electos o designados en las más recientes elecciones asumieran sus cargos y se pusieran a trabajar, pero al parecer todavía falta mucho para ver ese cambio tan deseado por el pueblo.
Es una responsabilidad que nos concierne a todos: ¿Quién se hará cargo de tomar la batuta para dirigir la orquesta? Ojalá no se tarden, porque aquí sí las cosas son, hablando en serio, de vida o muerte.