Coronas bendecidas por la Trinidad Santísima
¡Oremos al Señor! ¡Señor, ten piedad!
Padre Santísimo: en esta fresca mañana otoñal, aprovechamos Tu divina presencia para que Tú y Tu Espíritu Santo nos cuestionen y nos den una sacudida debido a que hay una gran cantidad de esposas con ojos que hablan de una tremenda infelicidad, a pesar de que sus esposos SON EXITOSOS y en sus casas lo tienen todo. Recordamos que, en EL DÍA DE SU BODA, a todos se les bendijeron SUS ANILLOS y fueron CORONADOS como reyes. Si los anillos SON DOS y son un círculo perfecto, cerrado lleno de detalles y hasta con la fecha grabada, ¿por qué ahora viven en UN CÍRCULO VICIOSO donde por más vueltas que le dan NO ENCUENTRAN SOLUCIÓN A SUS ENREDOS? ¿Será que estuvieron durante SU CEREMONIA NUPCIAL más absortos en cuidar de dar la mejor pose para el video y las fotos, QUE EN PENSAR Y ESTAR CONSCIENTES Y ACTIVOS en esos detalles que recibían y que eran bendecidos por el mismo Dios? ¿No recapacitaron que el círculo perfecto de los anillos estaba cerrando un círculo que en esos instantes hacía de ellos dos UNA SOLA CARNE, UN SOLO INTERÉS COMÚN, UNA UNIDAD E INICIABAN UNA NUEVA HISTORIA para caminar JUNTOS en una sola esperanza? ¿No se dieron cuenta que los SUS CORONAS LOS CONVERTÍAN EN REYES y la Reina tenía que honrar a su Rey en primer lugar todos los días de su vida hasta que la muerte los separara?
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¡Cuán apenados estamos, oh Padre Amoroso, al ver que esos varones y Reyes, se han ocupado más en todo, menos en honrar a sus reinas y en hacerlas felices y agraciadas! ¡Qué tristeza causa al ver a esas DAMAS sufrir de soledad, de poco aprecio, de aparecer muy poco en la vida pública de sus maridos y, cuando salen, tienen que aparentar que son felices y ocultar su tristeza bien vestidas, bien peinadas, maquilladas y enjoyadas, pero sus ojos hablan de un atroz sufrimiento y de que no son lo que están mostrando! Estos matrimonios de apariencia son los que están a punto de colapsar, porque hay reinas infelices que en su interior CLAMAN POR SU LIBERTAD, pero es tanta su debilidad e impotencia que muchas prefieren ir muriendo lentamente, porque sus maridos han sido quienes día con día minan más y más su poca energía y disminuyen su valor.
¡Padre Santísimo! ¡Derrama Tu Gran Poder Amoroso y conmueve a esos esposos que, en su refinado egoísmo, pisotean a quien más deben amar, respetar y exaltar, porque además de ser CARNE DE SU CARNE, son SUS VERADEROS PRÓJIMOS A QUIENES DEBEN AMAR!
¡BENDITO SEAS, OH PADRE DEL AMOR! AMÉN.
P. Cosme Andrade Sánchez+