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“SABIDURÌA PARA TIEMPOS DIFÍCILES”

“SABIDURÌA PARA TIEMPOS DIFÍCILES”

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¡“OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TE PIEDAD!

Magnífico despertar, tengas, Padre Santísimo: porque para algunos de nosotros, este espectacular y fresco amanecer se torna en una tremenda pesadilla en muchos de nuestros hermanos del alma, porque despiertan por inercia y casi noqueados por tan cruenta lucha que están librando solos, por no conocer lo valioso que es tenerte a Ti, Dios Omnipotente a su favor.

Nosotros que Te conocemos algo, oh Padre Amado, también estamos en pie de batalla contra tantos enemigos que nos asedian y están dispuestos a despojarnos de Tu Divina Presencia y hasta de nuestra identidad, haciéndonos creer que Tú nos tienes en el abandono y en el olvido absoluto.

Comprendemos que, tanto la lucha de nuestros amigos, como la nuestra, aunque es muy difícil, tiene una marcada diferencia: nosotros sufrimos, somos atacados sin piedad y somos el blanco de nuestros rivales, pero afortunadamente, Te tenemos a Ti en nuestra batalla y Tu ejército celestial que nos protege, aunque invisible a nuestra mirada.

Nos damos cuenta que lo que debe resaltar en nuestros rostros es la serenidad, la paz, el gozo y el optimismo, porque nuestra victoria está a un paso de suceder. Cuando somos salvos, la alegría del corazón es la que jamás debe desaparecer, porque es la garantía de nuestra salvación y de nuestra esperanza inquebrantable de que un suceso extraordinario está a punto de llevarse a cabo para pasar a un momento de gloria inenarrable e inolvidable.

Las pruebas de la vida, aun las que no hemos provocado nos exigen: calma, quietud, gozo y esperanza, sabiendo que, la solución está por llegar, porque La Sabiduría divina con la Luz del Espíritu Santo está iluminándonos para que NUESTRA FE SEA PROBADA Y APROBADA por Ti, oh Padre Amado!

Las dificultades por las que atravesamos se nos dan como una prueba de la autenticidad de nuestra fe que es probada por Ti, Soberano Señor, en el crisol de las mil dificultades que casi nos ahogan. ¡Gracias, oh Padre Amado, porque mediante estas pruebas tan costosas nos acrisolas como al mismo oro! Nos convencemos que las pruebas de nuestra fe son para demostrarte, oh Padre bondadoso, que cueste lo que cueste, estamos inmersos en Tu Divina Voluntad.

¡Cada vez que somos tentados, Te estamos ofreciendo una ofrenda que nos asegura y nos conduce a la victoria! ¡Cuán hermoso es que Tú, oh Padre maravilloso, nos das una prueba a nuestra medida! Con tanta certeza aceptamos nuestros benditos tropiezos, porque con ellos demostramos que lo que más nos importa es hacer Tu Divina Voluntad, ¡cueste lo que nos cueste, porque somos cristianos de convicciones!

¡Bendito seas, Padre Bendito, porque de Ti recibimos el auxilio más preciado que nos hace aptos para la vida y prestos para hacer Tu Divina Voluntad aquí en la tierra, ¡tal como se hace en Tu Gloria!

Amén.

P. Cosme Andrade Sànchez+

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