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ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

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ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD! Padre Santísimo, en esta fría mañanita en la que apenitas se vislumbra la aurora, ¡Te saludamos con todo el cariño entusiasta de nuestro corazón!

Muchos de nuestros hermanos hoy nos comentan que se encuentran en el valle de la depresión, provocada en algunos por el estancamiento de su enfermedad; otros más, debido al temor por la guerra; y otros, por su terrible situación financiera.

Hoy estamos aquí ante Tu mirada para que seas Tú, quien les envíe un mensaje de poderoso aliento que los tome de la mano y los haga ver que, en Ti, solo hay posibilidades, fortaleza, inspiración y esperanza.

Solo basta que ellos, en vez de contemplar las sombras del dolor, del temor y de lo difícil de su economía, vean en Ti el resplandor de la esperanza para que renazca en ellos la fe.

y la confianza que los haga contemplar ese cúmulo de posibilidades que hay en Ti y, reactivada su fe, se den la oportunidad de levantarse, agradecerte, bendecirte y reconocer que solo contigo y con la luz omnipotente del Espíritu Santo se logra muchísimo.

Es muy oportuno que visualicen la presencia interna del Espíritu Santo y se aprovechen de Su Luz sanadora, inspiradora, vivificante y consoladora. ¡Que, en el Nombre de Tu Hijo Amado,

desechen todo vestigio de incredulidad, de desesperanza, de melancolía, de tristeza, de dolor, de apatía y de decaimiento, porque su esperanza está a su lado! ¡Las bendiciones y las oportunidades los persiguen!

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

El mismo Espíritu Santo les anuncia que, exclamen y proclamen con todo el poder de sus palabras a las que deben imprimirle fe, amor y vida: ¡Estamos completamente seguros de que Tu bondad y Tu amor me seguirán TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA! ¡Y EN LA CASA DEL SEÑOR HABITARÉ PARA SIEMPRE!

Es muy cierto que, aunque nuestros amigos y hermanos, sientan que YA NO HAY ESPERANZA, se den la oportunidad de recibir la energía divina que Nuestro Padre les envía;

vean el rostro divino de Cristo que está siempre dispuesto a ofrecerles Su mano para levantarlos; y cerrando sus ojos de la carne, contemplen la presencia vivificante del Espíritu Santo.

Y así, aunque hasta el momento estén postrados, debilitados, desesperanzados e impotentes en ese valle tenebroso, ¡no teman ningún mal, ninguna adversidad, ningún revés, ninguna enfermedad,

porque, junto a ustedes está la vara y el bastón del Buen Pastor, para infundirles aliento de vida, de esperanza, de bonanza y de una nueva oportunidad para que resurjan a un espléndido despertar!

Pero, por favor, ¡no limiten el poder divino! ¡Dejen de respirar miserias, enfermedades, dolores y quebrantos!

¡Entre más valoren sus temores, menos podrán salir de su desventura! ¡Atrévanse a probar el Gran poder divino que está dispuesto a que ustedes tengan una nueva oportunidad de formar parte de los que viven, confían y disfrutan de la presencia divina!

¡Si nos atrevemos a hablarles de ese modo, es porque el mismo Espíritu Santo nos lo autoriza en consonancia con la voluntad del Padre Celestial!

Padre Santísimo: ¡Gracias por estos momentos de atrevimientos ante Tu presencia! ¡Hoy nos has convertido en Tus heraldos que nos atrevemos a ser portadores de Tu mensaje de aliento, de vida, de esperanza y de poder!

¡Padre Bendito! ¡Gracias por habernos enviado al Pastor divino, quien, con todo el poder de su amor, quiere arrebatarnos del poder de la muerte para que, con Él, Tu bondad y Tu amor nos persigan todos los días de nuestra vida terrena hasta que arribemos a las mansiones eternas! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+


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