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ORACIÓN “¡VAYAMOS A VER A LOS ZAQUEOS Y LLEVÉMOSLOS A JESÚS!”

ORACIÓN “¡VAYAMOS A VER A LOS ZAQUEOS Y LLEVÉMOSLOS A JESÚS!”

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ORACIÓN “¡VAYAMOS A VER A LOS ZAQUEOS Y LLEVÉMOSLOS A JESÚS!”

¡Bendito seas, Padre Santísimo! Te saludamos en este lunes de esperanza, de optimismo, ¡de entusiasmo y de gratitud!

“¡VAYAMOS A VER A LOS ZAQUEOS Y LLEVÉMOSLOS A JESÚS!” Despertamos muy alegres con nuestra mente puesta en Ti, Padre Amado.

Nuestros ojos del espíritu contemplan esa imagen conmovedora donde Tu Hijo Amado avisa a Zaqueo que en ese mismo día visitará su familia en compañía de Sus apóstoles.

Como ese mensaje lo dice en voz alta, la reacción de todos los presentes es de negatividad, de escándalo e indignación: “Al ver esto, todos empezaron a murmurar: «Ha ido a hospedarse con un pecador». (San Lucas 19:6).

Ese espíritu de puritanismo es el que prevalece hasta hoy en toda nuestra humanidad y también de manera más acentuada en nuestras comunidades cristianas.

Con esta actitud puritana, estamos cerrando las puertas de la salvación a muchísimas personas. ¡Cuán hermoso es ver a los ministros del Evangelio anunciar con entusiasmo,

y valentía con el poder de la Palabra divina y movidos por ese celo de salir al encuentro del pecador donde quiera que él se encuentre! Cuando así se actúa, Tú mismo,

Padre Santísimo, apruebas, bendices y Te conmueves más por esos seres humanos sumidos en el fango de la inmundicia y derramas el poder de la gracia para que el mensaje aunado a esa actitud valiente sea eficaz y trascendente.

“¡VAYAMOS A VER A LOS ZAQUEOS Y LLEVÉMOSLOS A JESÚS!”

Hoy ante Ti, Padre Santísimo, pensamos que vamos a reiniciar la evangelización aprendiendo la valiente actitud de Cristo, quien sin importarle “EL QUÉ DIRÁN”,

hizo que Su divino mensaje llegara a todos los sectores de la sociedad, especialmente, en aquellos donde reinaba el pecado, el desorden, la injusticia, la inmoralidad y la riqueza mal habida.

Nos extasiamos al saber cómo desde antes de que naciéramos pensaste tan hermoso de nosotros: “Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones.” (Jeremías 1:4-5).

Tú Padre Santísimo, nos elegiste, nos consagraste y nos constituiste como Tus profetas desde que éramos un pequeño embrión en el seno de nuestra madre.

Esa es una razón poderosísima para que legitimemos nuestro profetismo, nuestro sacerdocio y nuestro apostolado.

Esa valentía, ese arrojo, esa actitud que nos caracteriza se debe a ese divino llamado que nos hiciste

Cuando fuimos ese bendito embrión al que permitiste que se desarrollara y cuidaste con cariño hasta vernos convertidos en lo que ahora somos.

El temor a que mal piensen, nos calumnien y nos incomprendan los demás, es un espíritu de maldad que impide el anuncio salvador del Evangelio Eterno de salvación y de liberación.

Despojarnos de ese complejo es lo prioritario; revestirnos del poder de la gracia es fundamental; y contar con el poder del Espíritu Santo es impostergable.

Padre Santísimo: nos vamos a visitar a esos saqueos en el Nombre omnipotente de Tu Amado Hijo. Nos vamos a visitar a las mujeres samaritanas,

nos vamos a ver a los Mateos, nos vamos al encuentro de los Arimateas, nos vamos a convivir con los leprosos y nos vamos a ver a las mujeres como Rajab,

porque somos Tus enviados y contamos con el poder de Tu Palabra, con la gracia del Espíritu Santo, con la asistencia permanente de Cristo y con el acompañamiento de Tus ángeles de luz.

Ahora solo suplicamos Tu aprobación y Tu bendición, porque hemos visto la Verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu Celestial, hemos sido ungidos y consagrados por el Consolador divino, nos hemos fortalecido en el poder de la fe y nos vamos a luchar hasta obtener la victoria.

Padre Santísimo: ¡Bendito, alabado, adorado y glorificado seas por medio de nuestro ejército de amigos que a diario Te importunamos! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+


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