ORACIÓN “Quien con sabios anda, ¡sabio se vuelve!
“Quien con sabios anda, ¡sabio se vuelve! El que con necios se junta, ¡tendrá mal final!” (Proverbios 13:20)
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: Aunque el frío no ceda, ¡recibe nuestro entusiasta saludo matinal!
Cada bello amanecer, nos encontramos con sabias motivaciones que nos hacen vivir entusiasmados, alegres, radiantes y llenos de coraje por arrancar de cada día algo que marque la diferencia y haga sensacional nuestro vivir.
Estar en contemplación de lo divino y de todo lo que nuestros ojos del espíritu alcanzan a ver, nos mueve a buscar amigos de alta estima, de profunda sabiduría, de recio carácter y de probada generosidad.
En este mundo tan especial no nos conviene andar con amigos insensatos.
Necios, viles, mentirosos, injustos, aprovechados, rapaces y cobardes, porque al final, seremos peores que ellos. Hasta la filosofía popular nos dice: “Dime con quien andas y te diré ¡quién eres!”
El Espíritu Santo nos ilumina y nos da la pauta a seguir: “Dichoso es quien no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los burladores, sino que en la ley del señor se deleita y día y noche medita en ella.” (Salmo 1: 1-2).
¡Qué hermosísima verdad! El prohibirnos tener amistades tóxicas, no escuchar sus consejos, ni estar con ellos en ningún momento y por ningún motivo, ni seguirles sus pisadas, ni celebrarles sus dichos y sus ironías.
Sino tener el placer de repasar las leyes del amor, deleitarnos en esas meditaciones durante el día y la noche.
Solamente así seremos como los árboles plantados a la ribera de un río, disfrutando de las delicias de las aguas cristalinas y refrescantes, que nos hacen aptos para fructificar, para prosperar, para que nuestras hojas siempre luzcan ese verdor y ¡jamás experimenten la marchitez!
Padre Santísimo: ¡Qué maravilloso es saber ser amigos!
¡Brindar nuestra amistad a quien la valore! ¡apoyar con sabiduría a quienes tienen ese gran deseo de levantarse, de inspirarse, de respirar aires de libertad, de júbilo y de bienestar!
¡Qué hermoso es salir al encuentro de todos aquellos que no son presa de una nefasta religiosidad que les corta sus alas y les impide remontarse a las alturas del espíritu!
¡Jamás permitas a este grupo de oración de la ferviente súplica de las madrugadas, que caigamos en esas redes que, en vez de proclamar LIBERTAD, hacen esclavos de un sistema que denigra, pisotea y conculca las libertades de tus hijos!
A todos nos creaste para hacer que tu divina semejanza actuara, se viera, brillara en todo cuanto hacemos y tocamos, porque somos portadores de grandes bendiciones que reforman y transforman vidas.
¡Tú nos has puesto en la tierra para brillar, para iluminar, para inspirar, para levantar, para sanar, para liberar y para ser la extensión de tu amor que todo lo puede!
Nuestro desvelo, nuestra comunión contigo, nuestro tesoro que nos concedió tu hijo amado, ¡no es para contemplarlo ni para presumirlo!
¡Es para que sea devuelto a él con ese divino propósito por él fijado!
¿Qué el final de la historia de la humanidad está a punto de finalizar? ¡qué nos importa! ¡nosotros vamos a demostrar que, antes de lo que profetiza el Apocalipsis.
Vamos a propiciar que les suceda a estas generaciones del fin de los tiempos UNA VERDADERA REVELACIÓN DE TU BRAZO OMNIPOTENTE, donde palpen, gocen, se embelesen, se extasíen en tu presencia amorosa! que, en medio de tanta desgracia, tus hijos sepan vivir como bienaventurados, como privilegiados.
Como distinguidos que vean caer miles y miles y miles a diestra y siniestra, ¡sin que ellos sean víctimas de la maldad imperante del anticristo!
Todo ello se propicia ensanchando nuestra mente, incrementando nuestra fe, haciendo el ambiente propicio, pensando a lo grande y en grande y siendo ambiciosos a obtener las riquezas imperecederas para darles sentido a las meramente materiales.
¡Si estamos en un mundo material es porque en nuestro interior tenemos el poder transformador siempre dispuesto a actuar en nuestro favor!
Si a esto le añadimos el tener amigos que estén en la misma frecuencia, con las mismas altas aspiraciones, con la misma energía que da la fe, bien fijada la presencia de Cristo, tu hijo amado y gozando de la energía divina del Espíritu Santo.
¡Estemos totalmente seguros que seremos más que vencedores, más que exitosos y más que distinguidos en tu inmenso e increíble amor de padre!
Padre Santísimo: ¡Bendito seas en la magnificencia de tu reino! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+