Huancho el vecino de Progreso, que se ganó el corazón de todos
Como salido de una película de Disney, Huacho el vecino de progreso que se ganó el corazón de todos.
Había algo peculiar en la tranquila colonia Revolución de Progreso, algo que las usuarias Gaby Quijano, Tati Castillo y Jardel Canto no pudieron ignorar.
En días pasados, un visitante inusual se paseaba por las calles de la ciudad, desafiando la lógica y capturando la atención de todos.
Un enorme cocodrilo, bautizado cariñosamente como “Huancho”, decidía tomar el sol en un lugar poco convencional.
Las redes sociales ardían con la noticia de este reptil que, casualmente, salía de su hábitat en el manglar para aventurarse por las calles de Progreso.
No pasó mucho tiempo antes de que las enormes proporciones de Huancho se hicieran virales, fascinando a la ciudadanía que se preguntaba cómo un saurio de tales dimensiones se paseaba con tanta tranquilidad entre las casas.
Huancho no era un extraño en la zona
Según las usuarias, él era un viejo conocido de la calle 37 por 44, una zona que colindaba con el manglar que él llamaba hogar.
Los vecinos lo habían avistado durante años, lo habían adoptado como parte de su comunidad y le habían dado el cariñoso apodo de Huancho.
Una vecina, la señora Leticia, relató cómo Huancho salió del mangle frente a su casa, cruzó la calle, caminó hasta la esquina y luego dio la vuelta sobre la calle 37.
Sorprendentemente, se quedó parado a media cuadra, disfrutando del sol en una escena que parecía sacada de un cuento surrealista.
Sin embargo, la historia de Huancho no terminaría ahí. Ante el revuelo causado en redes sociales, la Policía Ecológica de Progreso anunció que tomaría medidas para reubicar al inusual habitante.
Aunque la sugerencia de colocar una cerca se planteó en línea, se decidió que la mejor solución era encontrarle un nuevo hogar a Huancho que causara el menor impacto posible al manglar y sus especies.
En una entrevista con el director de la Policía Ecológica, Obdulio Mena Sánchez, se reveló que Huancho llevaba mucho tiempo en esa área debido a la expansión urbana que había alcanzado su hábitat natural.
Aunque estos cocodrilos coexistían pacíficamente con los humanos, el riesgo potencial que representaban no podía ser ignorado.
Reubicar a Huancho no sería fácil
Mena Sánchez explicó que ya habían trasladado a otro cocodrilo de dimensiones similares en el pasado, y ahora planeaban un plan para llevar a cabo la mudanza de Huancho de manera segura.
Con la experiencia acumulada, la Policía Ecológica estaba lista para enfrentarse a los desafíos que implicaba lidiar con un cocodrilo de tal magnitud.
A pesar de la curiosa historia de Huancho, la advertencia final del director resonó en la mente de todos:
“Hay que evitar molestarlos, no acercarse ni tratar de agarrarlos, hay que recordar que nosotros estamos en su hábitat”.
En Progreso, la ciudadanía esperaba ansiosamente el siguiente capítulo de la fascinante historia de Huancho, el cocodrilo callejero que cautivó a todos con su peculiaridad.
El año pasado un turista fue atacado por un cocodrilo en Sisal, presentó heridas que no ponen en riesgo su vida.