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“El espacio podemos recuperarlo, el tiempo nunca”: Napoleón Bonaparte

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“El espacio podemos recuperarlo, el tiempo nunca”: Napoleón Bonaparte
Prospectiva

Inicia un nuevo año. ¿Son las expectativas mejores que las del año que recién caducó? No podemos renunciar al optimismo, es cierto, pero tampoco podemos cerrar los ojos ante las dificultades heredadas de los tres años anteriores, sobre todo, porque China, el epicentro de la pandemia en el 2019, vive momentos muy complejos derivados de la decisión de su gobierno de poner punto final a una estrategia de contención que provocó el hartazgo de los habitantes de las regiones que habían sido el punto central de una contención que no pudo ocultar las ineficiencias de una administración autoritaria que ha confirmado que las mentiras y el control a ultranza tienen vigencia, aún en naciones que han conculcado derechos fundamentales de la sociedad que no se sustituyen con un progresismo focalizado y para nada universal.

A tres años de distancia, seguimos siendo víctimas de un virus cuya capacidad de mutación es muchas veces superior a la resiliencia de una sociedad atrincherada que ha luchado cuerpo a cuerpo contra una enfermedad que no sólo ha ocasionado millones de bajas, también ha generado un desastre colectivo producto del colapso de una economía obligada a transitar a una especie de período de guerra, al tiempo que los estados nacionales buscaban respuestas a tantas incógnitas provocadas por un virus letal en el más amplio sentido de la palabra.

La OMS señala que la pandemia ya no lo es, que se ha convertido en una endemia con la que tendremos que lidiar en el futuro, como lo hicimos con la gripe, la influenza y otras enfermedades que a lo largo de los siglos han estado presentes en un contexto que no ha cambiado, en el que los estados nacionales han gastado, gastan, multimillonarios recursos en el armamento que les permita mantenerse vigentes en un entorno geopolítico que no se ha modificado, solo se ha mutado, como el virus del coronavirus. Cambian los actores protagónicos, sí, pero no los países no renuncian al objetivo de una dominancia fundada en la fuerza y en el afán de control de los espacios vitales.

Nos despertamos la mañana del día primero de este nuevo año y el monstruo seguía allí. La guerra en Ucrania está próxima a cumplir un año y lejos estamos de que este evento bélico concluya. Rusia ha acelerado su embate sobre el territorio ofendido en el propósito de recuperar espacios vitales en la región. Los invadidos, es cierto, han ofrecido una resistencia heroica pero lejos están de una victoria. 

El presidente ucranio Volodimir Zelensky realizó, a finales del año pasado, una visita a Washington. El presidente Joe Biden le reiteró su compromiso de seguir apoyándolo con un multimillonario aporte en armas, para beneplácito de los que obtienen enormes dividendos de los escenarios bélicos, sin importarles los efectos colaterales que de ello deriven. El lunes pasado nos enteramos de un ataque del ejército de Ucrania que produjo importantes bajas en el contingente invasor. La guerra escala y los riesgos crecen de que pueda derivar en un evento bélico de carácter mundial. 

Helmut Schulz, el canciller alemán, quien no ha podido llenar los zapatos de su antecesora, una Ángela Merkel (decidida a alejarse de la política), señaló hace unos días que “la guerra ha fortalecido a la UE y a la OTAN”, afirmación sin argumentos sólidos que convenzan a los que en Europa viven momentos de incertidumbre y franco temor porque que la intromisión abusiva de Rusia en Ucrania puede escalar en cualquier momento, lo que preocupa a ellos y al resto del planeta. El invierno no ha sido tan crudo como se anticipaba, pero los costos son muy altos para las naciones cuya dependencia del gas y del petróleo, y de los granos producidos en Rusia y Ucrania, ha quedado en total evidencia.

“Controla las opciones: persuade a los demás para que jueguen con las cartas que tú das”, Trigésima Ley del Poder: Robert Greene

Europa vive sus momentos más complejos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que encontró en el nacimiento de la Comunidad Europea un bálsamo para curar el dolor provocado por tantos conflictos bélicos propiciados por una estrategia expansionista que no ha cedido ante esos afanes pacifistas cuya vigencia es efímera cuando lo que prevalece es el objetivo expansionista que demuele las virtudes humanistas nacidas en el renacimiento europeo al tiempo que surgían las tesis forjadoras de los Estados Nación, al tiempo que Baruch Spinozaelaboraba sus propuestas diplomáticas orientadas a fortalecer un soberanismo fundado en un nacionalismo que, lamentablemente, transitó por una vía distinta, la de la dominación y el irrespeto de vecinos cercanos o distantes.

Croacia, parte de la vieja Yugoslavia pulverizada en la década de los noventa. La Croacia que nos ha deleitado con su excelso juego en las recientes copas mundiales, ha entrado a la Eurozona. El euro se ha convertido en moneda de circulación oficial con los temores que siempre ha generado esta transición en España, en Portugal y, más recientemente, en los países que antes de la caída del Muro de Berlín, eran parte de imperio soviético. ¿Habrá inflación? Sin duda, estas incorporaciones tienen un costo para buena parte de la población, no para el sector turístico que, sin duda saldrá beneficiado. Esta nación balcánica recibe al año más de cuatro millones de visitantes, igual número que sus habitantes.  

Croacia, además, se ha unido a los países que reconocen el espacio Schengen que garantiza el trasiego migratorio por países de la Unión Europea, pese a las objeciones y obstáculos de los gobiernos conservadores de Hungría y Polonia, aplaudidos por las derechas española, francesa e italiana, abiertamente opuestas a esta flexibilidad que contraviene su visión ultranacionalista.

En tanto, el Reino Unido, divorciado de la UE mediante el Brexit, vive sus peores tiempos, en sentido contrario a lo que ofrecieron los conservadores toris cuando pidieron su voto. Este partido, que ha visto caer a tres de sus últimos líderes, vive un momento complejo que anticipa una derrota en los próximos comicios. Varios parlamentarios de esa formación política están abandonando el barco ante un inminente naufragio. Este 2023 será tiempo de elecciones; todo indica que los laboristas volverán al poder sin que ello concite tranquilidad en una población que cada día confía menos de los políticos, y con un rey, Jorge III, que tampoco genera ni confianza, ni empatía. Escocia buscará su independencia con altas posibilidades de éxito

La crisis económica que ya cala en miles de familias y empresas está llevando a una mayoría de británicos a replantearse el Brexit y la vuelta a la UE. Dos de cada tres ciudadanos respaldan un nuevo referéndum de adhesión en los próximos años. Un tercio de los que votaron por la salida quieren ahora lazos más estrechos con el continente. Es la crónica de un fracaso anunciado.

Del otro lado del Mar del Norte, como la invasión de Normandía con la que los aliados iniciaron el 6 de junio de 1946 la recuperación de la Europa ocupada por el nacismo, hoy, lo que fluye es el escepticismo y la polarización que enfrenta a gobiernos de uno u otro signo ideológico. Las derechas radicales avanzan sin que ello signifique que el populismo de izquierda retroceda. 

El viejo continente transita por campos fértiles para la divergencia y poco adecuados para encontrar la ruta que lo lleve a una prosperidad plena, promesa de la aldea global a partir de la firma del Tratado de Maastricht (1992), génesis de actual eurozona.

“En España, de cada diez cabezas, nueve envisten y una piensa”: Jacinto Benavente

España, por ejemplo, tendrá elecciones generales este año. Pedro Sánchez, el político que logró recuperar para la izquierda el gobierno hace cuatro años, ha ganado en soberbia y en una postura que lo distancia no solo de sus bases, sobre todo, de los barones del PSOE que no lo ven como la carta fuerte que permita derrotar a la derecha, a la tradicional, afincada en el Partido Popular, que, con justificada preocupación, se ve cada día más cercana a VOX, a la ultraderecha que ya avanza con gran velocidad en Francia, Hungría, Polonia e Italia.

Esta última cerró el año con la triste noticia de la muerte del primer pontífice que, en siete siglos, renunció a la corona papal. Benedicto XVI, el cardenal alemán que sucedió a Juan Pablo II, tarea en extremo difícil de cumplir dado el carisma y empatía de que gozaba Karoll el hombre nacido en la Polonia siempre víctima de los afanes expansionistas de Alemania. 

Ratzinger será recordado como un teólogo que replanteó los principios básicos de la ortodoxia católica llevando el péndulo hacia la derecha, en un claro conservadurismo y en evidente refuerzo de las tesis primarias de una Iglesia Católica tan poderosa hasta antes de la unificación italiana, a finales del siglo XIX. Desgraciadamente, también será recordado por su silencio y ¿complicidad? ante los lamentables actos de pederastia cometidos por sacerdotes en muchos puntos del planeta. Silencio que también ocurrió durante el pontificado de su antecesor Juan Pablos II.

“A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz”: Walt Whitman

El Vaticano vive momentos complejos, convulsos. El Papa Francisco ha impulsado cambios importantes y manifiesto su postura invariable a favor de una Iglesia más cercana a los de abajo y más abierta a aceptar algunas reformas que los nuevos tiempos no pueden detener. El pontífice de origen argentino se enfrenta a una curia dominada por grupos conservadores que se han manifestado abiertamente en contra de él y de sus tesis expresadas en tres importantes encíclicas. Bergoglioha promovido la llegada de nuevos cardenales, pero no los suficientes para que en un Conclave se incline la balanza a favor del progresismo que él defiende a la hora de elegir a la nueva cabeza de la Iglesia Católica ya sea por su renuencia o por su muerte.

La salud de Francisco es precaria. Recién firmó un documento que establece que, si su salud se debilitamás, promoverá su renuncia, como lo hizo su antecesor. Un escenario muy complejo en el seno de la Iglesia Católica cuya influencia a nivel mundial también se ha decantado no obstante el esfuerzo del pontífice por promover su transformación y convocar, de manera recurrente, a que haya cambios a favor de quienes menos tienen, de la paz y la igualdad mundiales.

Su crítica a la ONU y a los estadistas que se preocupan más por su permanencia en el poder que por resolver las graves ausencias que padecen los de abajo, los pobres, es un signo distintivo de su gestión, pero al tiempo la causa de los desencuentros con quienes no coinciden con sus posturas “demasiado liberales”.

Pobreza y desesperanza son en nuestro continente, el americano, signos ominosos que ponen en la mesa la falta de compromiso con los hombre y mujeres que padecen todo tipo de faltantes. 

América, el continente, vive tiempos complejos que llegan en este nuevo año acompañados de retos e incertidumbres. el anticipo de una recesión que considera imposible de eludir el fondo monetario internacional, no debe ser tomada a la ligera, ya que sus consecuencias pueden ser devastadoras para aquellas naciones que han sido sumamente lastimadas por los efectos de la pandemia y la crisis económica que de ella ha devenido.

Estados Unidos transita por un periodo especialmente complejo. la polarización qué se acrecentó durante el proceso electoral del 2019-2020, ha crispado a buena parte de una sociedad alineada, una parte de ella con los demócratas, otra, con los republicanos. Si bien es cierto que el resultado del proceso electoral intermedio no fue lo devastador qué se presagiaba para los demócratas, permitió a los republicanos recuperar el dominio de la Cámara de Representantes.

“Juega con las fantasías de los demás”, Trigésima segunda Ley del Poder: Robert Greene

Joe Biden tendrá que remar contracorriente los dospróximos años, especialmente el 2024, cuando el proceso electoral para renovar al Poder Ejecutivo traerá consigo una narrativa que extrapolará la disonancia entre demócratas y republicanos. No son pocos los que, como Bill Gates, hablan del “riesgo de una guerra civil” cuyo efecto sería nefandos no sólo para este país, en general para el mundo que, sin duda, no está preparado para un escenario de esa naturaleza.

El presidente de los Estados Unidos tendrá que luchar contra sus propios demonios y fantasmas,con muy pocas posibilidades de sobrevivir a este escenario. Su partido vive tiempos muy complejos. Transita por aguas turbulentas convencido, erróneamente, de que el chaleco salvavidas obtenido en las elecciones de noviembre del 2020,será suficiente para llegar al 2024 y vencer a quien los republicanos hayan escogido como su candidato.

Los republicanos, no obstante su triunfo en las elecciones de noviembre pasado, no viven tiempos de paz, como lo evidencia el fallido intento de Kevin McCarthy de ser ungido como nuevo líder de la Cámara de Representantes en sustitución de la demócrata Nancy Pelosi, quien ocupó ese encargo durante tres periodos legislativos. Al momento de escribir esta Prospectiva el aspirante no había logrado su cometido. Sin duda, tarde o temprano lo logrará, pero a qué costo.

Si bien es cierto que en el Congreso de los Estados Unidos no existe un límite de votaciones para elegir al speaker (el tercero en importancia despues del presidente y la vicepresidenta), la dilación, que tiene su antecedente mas complejo en 1856 cuando se requirieron 133 votaciones para elegirlo, si está generando preocupación en lñam actualidad ya que la Cámara de Reopresentantes no podrá tomar juramento a sus integrantes y por lo mismo cumplir sus funciones legislativas hasta que haya un líder electo con al menos 218 votos.

La postura intransigente de estos republicanos no cederá en tanto el aspirante no les garantice su alineación a esta corriente ultra conservadora que, entre otras cosas, pretende eliminar todo riesgo de enjuiciamiento de su líder con motivo de la asonada que él impulso el 6 de enero del 2020. MacCarthy ya ha atendido muchas de las demandas de este grupo, pero no ha servido de nada, tampoco el exhorto de Trump (¿de dientes para afuera?) de dar paso a la entronización de Kevin. Lo cierto es que, de ser electo, será un líder secuestrado por un pequeño grupo cuyas posturas ultraconservadoras polarizarán más el ya de por si crispado ambiente político norteamericano.

El viernes pasado se cumplieron dos años del asalto al Capitolio; dos años de crisis política en Estados Unidos. Dos años en los que el derrotado candidato republicano ha mantenido su discurso del fraude no obstante la ausencia de pruebas que reviertan una victoria de su opositor por más de 7 millones de votos populares y por 306 a 232 votos electorales. El objetivo de estos dicidentes republicanos es, entre otros, impedir que Trump pueda ser inavilitado para participar en las elecciones presidenciales de noviembre del 2024. Al contrario, su propósito es impulsar un enjuiciamiento contra Joe Biden y algunos de sus funcionarios. 

Entre los demócratas prevalece una justificada preocupación por la evidente debilidad de quien hoy habita la Casa Blanca. ¿Quién podrá salvarlos?esta pregunta es de difícil respuesta. Al momentosolo se observa al expresidente Barack Obama con los arrestos suficientes para evitar el hundimiento de su partido. Recordemos que en el proceso electoral que llevó a la presidencia al binomio va Biden-Harris, el papel protagónico de Obama aportó mucho a favor del triunfo demócrata. Hoy, esta posibilidad no se observa tan clara. No obstante el exsenador por Illinois no ha tirado la toalla, seguirá luchando por una causa que en este momento parece perdida.

“Descubre el talón de Aquiles de los demás”, Trigésima tercera Ley del Poder, Robert Greene

Hoy inicia un encuentro muy importante porque reúne en nuestro país a los presidentes de Estados Unidos y México, y al primer ministro de Canadá. Lacumbre de líderes de América del Norte se realiza en un momento en el que privan mas las divergencias que las convergencias entre los socios del T-MEC. La postura del presidente Andrés Manuel López Obrador empeñado en defender a capa y espada soberanía energética e independencia nacional, ha generado no sólo molestia, además, ha motivado reacciones diplomáticas orientadas a obligar a nuestro país a revertir medidas legislativas que, para Estados Unidos y Canadá, son lesivas como la reforma energética.

La incognita que flota en el aire es si estos tres líderes serán capaces de privilegiar un diálogo constructivo que permita sentar las bases de un trabajo colaborativo orientado a fortalecer los lazos económicos dejando atrás polémicas ideológicas y diferencias resultado de un estilo personal de gobernar de cada uno de ellos a partir de la premisa de que los tres enfrentan un escenario con enormes complejidades que hay que atender de manera prioritaria. México, al igual que Estados Unidos, está en la antesala de un proceso electoral para renovar al jefe del ejecutivo federal. 

En este 2023 habrá elecciones en los estados de México y Coahuila, cuyo resultado tendrá efecto en las elecciones federales a celebrarse en junio del año próximo. Comicios en los que se renovarán tanto el Poder Ejecutivo, como las cámaras de Diputados y de Senadores. No está claro si los comicios del próximo año estarán sujetos a las nuevas normativas derivadas de la reforma a diversas leyes electorales. Será hasta el primero de febrero próximo, al arranque del segundo periodo ordinario de sesiones, cuando qyede finiquitada la etapa legislativa. En su momento sabremos de lasestrategias puestas en marcha por las oposiciones orientadas a descarrilar dichas reformas, argumentando su inconstitucionalidad.

Al tiempo, los procesos internos para elegir al candidato o candidata a la presidencia de la república traerán vientos cuya intensidad se anticipa elevada. Las encuestas manifiestan una ventaja importante del partido en el poder y sus aliados; sin embargo, esta victoria sólo será alcanzable sí en este y el próximo año se promueve un desarrollo económico que genere estabilidad y que evite cualquier tipo de crisis transexenal que, de ocurrir, echaría por tierre el propósito de Morena de dar continuidad al cambio de régimen que inició en diciembre del 2018.

Son tiempos complejos, sin duda, pero que no deben inhibir la toma de decisiones orientadas a enfrentar los saldos derivados de la pandemia y de la crisis económica que ella prohjijo. Volviendo a Bill Gates, uno de los hombres más ricos del planeta que incrementó capital en estos tiempos como sucedió con otros empresarios que tuvieron las respuestas a los retos derivados de esta circunstancia, él ha llamado a la reflexión en un artículo recientemente publicado. Reflexión acompañada de planeacióm aconseja quien visualiza un año “oscuro”.

El dueño de Microsoft asegura “un futuro complicado a corto plazo, en un contexto marcado por la guerra de Ucrania y las consecuencias económicas que ha traido consigo la pandemia.” ¿Cómo ve a los Estados Unidos? Con evidente pasimismo y con una inocultable decepción. “Vamos a tener elecciones difíciles. No tengo experiencia en ese tema, no voy a desviar mi dinero en eso porque no sabría cómo gestionarlo. La polarización política puede acabar con todo”, advuerte.

Sobre los retos que conlleva revertir los efectos provocados por el cambio climático, pese a todo, a los negacionistas que no aceptan que ello ocurra, Gates se manifiesta optimista porque considera que se está haciendo un esfuerzo por parte de los líderes actuales, por lo que cree que las generaciones futuras replicarán estos esfuerzos. “La solución a este grave problema pasa necesariamente por la eliminación de las emisiones globales de gases de efecto invernadero para el 2050”, fecha que aleja dos décadas los planteamientos presentados por la ONU en su agenda 20-30. 

“Aunque el final del mundo sea mañana, hoy plantaré manzanas en mi huerto”: Martín Lutero

No soy tan optimista como Bill, pero si coincido en su propuesta de alentar el aumento de la inversión en tecnología de descarbonización. “Estamos mucho más avanzados de lo que habría predicho hace un par de años. Las empresas sí están inviertiendo en tecnologías que reduzcan la generación de gases de efecto invernadero.”

Este será, insisto, un tema primordial en la agenda de la Cumbre de Líderes de América que se celebrá en México hoy y mañana. Más allá de las discrepancias, lo urgente es que de esta reunio trilateral deriven acuerdos realizables, fundados en estrategias viables que permitan enfrentar los efectos nocivos que están cada día más a la vista. 

El tema migratorioa será, asimismo, asuntoprioritario, no sólo porque Estados Unidos lo ve como un asunto de seguridad nacional, también, porque para nuestro país se ha convertido en un peligro para la gobernabilidad y un obstáculo para la estabilidad económica y social de entidades federativas en las que, ante la imposibilidad de cruzar la frontera, se han convertido en zonas de estancia de grupos provenientes de Centroamérica y el Caribe.

Asimismo, el presidente Biden tiene en su agenda el tema del fentanilo que es ya un grave problema de salud pública en su país. Se ha incrementado el consumo y, derivado de ello, al aumento de muertes a causa de esta droga que ha rebasado en mucho los efectos nocivos de otras drogas “clasicas”, como la cocaina y la heroína. El demócrata presionará a su homólogo maxicano para que su gobierno tome medidas más efectivas para contener el tránsito de fentanilo a través de la frontera norte. Sí, el arresto de Ovidio Guzmán, el hijo del “Chapo”, luego de su liberación forzada hace tres años, resulta un buen aperitivo, pero Biden querrá más que eso.

“Buscamos la solidaridad no como fin sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal”: José Martí

Más al Sur, en Brasil, Inacio Lula da Silva asumió,por tercera ocasión, el primer día del año, lapresidencia de la República. Hace veinte años logróun triunfo contundente luego de tres faliidos intentos. Su primer período de gestión mostró un rostro diferente del hombre al que los empresarios, la elite de las fuerzas armadas y los grupos conservadores, veían con mucho recelo. 

El líder obrero que impulsó muchos cambio a favor de los trabajadores, de los hombres y mujeres del campo, demostró que sí se podían impulsar cambio a favor de los de abajo, sin desmantelar al sistema económico capitalista, orientándolo a favor de un modelo capaz de generar una mejor distribución de la riqueza. Lula logró revertir los índices de pobreza, reducir los altos niveles de inseguridad, frenar la inflación y darle estabilidad a la economía evitando las recurrentes devaluaciones que frenaban el crecimiento económico y el desarrollo de un país con casi 200 millones de habitantes.

Dos décadas después, el líder del Partido del Trabajo se ha vuelto a ceñir la banda presidencial pero en un escenario muy distinto al de 2003. Brasil tiene hoy 214 millones de habitantes. Los índices de pobreza que se habían revertido durante sus dos primeros períodos de gestión, han escalado niveles que obligan a su urgente atención: El 30% de la población vive en situación de pobreza y Brasil perdió su presencia y liderazgo en la región en el el mundo.

Hereda Lula da Silva un país polarizado. Jair Bolsonaro, el derrotado que se ha negado a reconocer la victoria de su oponente, que se negó a entregarle la banda presidencial, que como Fulgencio Batista en diciembre de 1958 se subió a un avión rumbo a Estados Unidos para ponerse a salvo luego del triunfo de la Revolución cubana, entrega un país polarizado, empobrecido, con una crisis sanitaria resultado de una pésima gestión de la pandemia y una catastrofe ambiental a causa de su inmoral empeño hacer de la Amazonía brasileña un factor de enriquecimiento de unos cuantos.

Serán tiempos difíciles para Lula. El 49 por ciento de los electores no le otorgaron su voto. El Congreso brasileño es de mayoría conservadora; las fuerzas armadas no han respaldado su triunfo y afuera de sus cuarteles siguen apostados grupos afines a Bolsonaro que claman un golpe de Estado que revierta el resultado en las urnas. 

Sí, serán tiempos difíciles, como los que viven Petro en Colombia y Boric en Chile. Tiempos complejos, como los que transita Perú cuyo presidente legal y legítimo se encuentra preso mientras gobierna una dama que carece, precisamente, de legalidad y legitimidad, apoyada por grupos conservadores internos y externos empeñados en revertir todo aquello que tenga que ver con darle a los que menos tienen, respuesta a sus demandas manifiestas en las calles por aquellos indispuestos a ceder sus derechos conculcados por tanto tiempo.

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