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“Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios” Abraham Lincoln

“Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios” Abraham Lincoln

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“Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios” Abraham Lincoln
Prospectiva

La tensión entre Estados Unidos y China continúa escalando. El derribo de los supuestos globos espías ha transitado a una narrativa verdaderamente ridícula que ha llegado hasta el Pentágono que ha tenido que salir a desdecir que lo que han derribado los aviones norteamericanos son objetos voladores no identificados (OVNIs).

Lo peor del asunto es que la primera hipótesis: “globos colocados en el espacios por China con propósitos de espionaje”, también ha sido tirada al bote de la basura, sin medir las consecuencias derivadas de su primera reacción, incluyendo al propio presidente Joe Biden que en su Discurso a la Nación advirtió al gobierno de Pekín que no permitiría ninguna acción que pusiera en riesgo la seguridad interna de su país.

Nos hemos ubicado en un escenario parecido al que se vivió en octubre de 1962 (Conflicto de los Misiles) cuando un avión no tripulado de los Estados Unidos sobrevoló la isla de Cuba y pudo corroborar que en ese territorio se encontraban misiles que la URSS había trasportado desde su país, lo que para Washington significaban un riesgo para su seguridad nacional.

Entonces, esta crisis que duró casi un mes, no los trece días que maneja la cinematografía, estuvo a punto de generar la Tercera Guerra Mundial. Las negociaciones entre ambos países evitaron que la beligerancia triunfara. Ambos gobierno cedieron, lo que permitió sortear un riesgo inminente. Hoy, las tensiones entre Estados Unidos y China han escalado y difícilmente se atenuarán. No son pocos los que hablan de una “guerra fría”, pero otros, de un conflicto global.

El gobierno chino ha manifestado su inconformidad por el derribo de esos globos, al tiempo que niega que tengan los objetivos que se aducen. Qué dirá ahora Pekín luego de que Washington ha dicho que “ni son extraterrestres ni chinos”.

De entrada, me parece que Washington está fabricando una cortina de humo, un distractor para desviar la atención de su público interno muy involucrado en los temas electorales. Si esta hipótesis resulta cierta, es una apuesta muy riesgosa porque está provocando una escalada en las tensiones con China.

No omito comentar que el espionaje desde el espacio lleva mucho tiempo de existir. Estados Unidos y la URSS, en los tiempos de la “Guerra Fría” lo hacían cotidianamente, para detectar zonas militares vulnerables o para rastrear movimientos militares, Los satélites, y ahora estos globitos movidos por drones, son parte de esta estrategias de espionaje y corroboran que hemos entrado de lleno a una “nueva guerra fría”, ahora con China y los Estados Unidos como antagónicos.

“La política es tan emocionante  como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política, muchas veces” Winston Churchill

Andrea Rozzi, corresponsal de asuntos globales de “El País”, especialista en temas de geopolítica plantea precisamente que estamos ante “una nueva guerra fría entre EU y China”. Es evidente la competencia entre estas dos potencias que luchan, la primera, por mantener la hegemonía mundial, la segunda, por hacer aun lado a la nación que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha jugado ese papel.

“Rusia es una tormenta; China, el cambio climático. La metáfora, evocada en octubre por el jefe de servicios de inteligencia interior de Alemania, puede suscitar debate acerca del reparto de responsabilidades entre los grandes protagonistas del mundo, en concreto Occidente. Es la turbulenta atmósfera geopolítica en la que vivimos, pero es indiscutible como certero retrato del orden de magnitud de los asuntos sobre la mesa de las relaciones internacionales. La crisis provocada por el brutal órdago ruso en Ucrania copa desde hace un año la atención mundial, pero la principal fuerza motriz del siglo XXI es la competición entre EU y China”.

En su crónica publicada el pasado 11 de febrero en el mencionado diario español, Rizzi plantea que, “lamentablemente”, las señales de distención enviadas al mundo por las dos potencias emitidas en noviembre pasado en la Cumbre de Bali, han quedado en el olvido. “Las dos potencias están embarcadas en un pulso descarnado por la primacía mundial”.

El discurso de Washington sobre la hipotética penetración en el espacio aéreo de un globo chino (que ya se difuminó), “como parte de un amplio programa de espionaje de instalaciones militares -lo que niega Pekín- alrededor del mundo, no es otra cosa que una narrativa orientada a centrar el discurso del gobierno de Joe Biden no en los asuntos internos, sino en los riesgos externos.”

En lo interno, el presidente demócrata, todo parece indicar que con la idea de poner su nombre en las boletas electorales para una posible reelección, busca cambiar un escenario poco favorable no sólo para el proceso final en noviembre del 2024, especialmente en el trasiego de las elecciones internas de su partido, las llamadas “primarias”.

Esta estrategia se puso en marcha una semana antes de su comparecencia ante el Congreso. En un acto del Comité Nacional Demócrata realizado en Filadelfia, Biden conminó a sus correligionarios a enfrentar unidos los retos presentes y futuros, al tiempo que destacaba los logros alcanzados en los dos primeros años de su administración. Como respuesta, los asistentes a ese acto coreaban: “¡Cuatro años más!”.

¿Le pesan los años al presidente? Su comparecencia del martes 7 de febrero lo mostró como un hombre apto para este reto. Salvo un desliz al inicio que corrigió rápidamente, su discurso fue claro, sin titubeos. Los analistas coinciden en que Biden ha construido una narrativa clara. Se presenta como “el defensor de los ciudadanos frente a los abusos de los bancos, petroleras, farmacéuticas y otras grandes empresas.”

En su favor, están las cifras record de creación de empleos en los dos últimos años, en especial los puestos de trabajo industriales para cortejar a los sindicatos cuyo peso en los procesos electorales es bien conocido. Asimismo, se presenta como garante de la seguridad social y la cobertura sanitaria pública. 

Destaca en su relato la ley de infraestructura, el impulso a la fabricación de microprocesadores y el haber frenado el proceso inflacionario. En lo que a política exterior se refiere, luego de la bomba que Trump le dejó y que le estalló en las manos, retirada de las tropas de Afganistán, “ha mantenido firme el timón en el apoyo a Ucrania y planteado cara a China.” 

Desde luego, nunca omite recordarle a los ciudadanos en general que el trumpismo es un riesgo para la democracia, como lo evidenció el intento de golpe de Estado del 6 de enero del 2021. Sí, todo lo anterior cuenta. “Biden ha cerrado a la mitad la brecha entre quienes aprueban y desaprueban su gestión, pero esta sigue siendo de 11 puntos”.

¿Pesarán o no los documentos clasificados encontrados en su casa? Creo que es un tema que empata con la misma acción de Donald Trump. Me parece que lo que más debe preocupar y ocupar al actual inquilino de la Casa Blanca es que el efecto de las medidas que justificadamente presume se trasladen a los ciudadanos, en especial a los que simpatizan con su partido. Lo cierto es que cuando se consulta (Cadena ABC y el Washignton Post) a votantes y simpatizantes demócratas si quieren que Biden se presente a la reelección, un 58% manifiesta que prefiere otro candidato. La pregunta es quién.

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados” Groucho Marx

Hablando de procesos electorales, en México, Mario Delgado dirigente de Morena, declaró que se acerca el momento de la verdad. Las cuatro “corcholatas”, bueno, cinco, porque Fernández Noroña ya se sumó, siguen haciendo lo necesario para posicionarse en el ánimo de la sociedad, claros de que la consulta será abierta y sin decir las indicaciones de su jefe: “El cumplimiento de sus tareas como funcionarios, primero que todo”.

La semana pasada comentamos sobre las confidencias hechas por Martha Bárcenas, ex embajadora de nuestro país en el vecino del norte. La diplomática, fundada en los decires de Mike Pompeo, secretario de Estado en el gobierno de Donald Trump, se dice engañada por canciller Marcelo Ebrard en los acuerdos migratorios que se alcanzaron entonces: “Quédate en México”. Estos decires fueron escuchados con especial empatía por León Krauze, conductor de un programa transmitido por Televisa-Univisión en los Estados Unidos y abierto opositor, como su hermano, a todo lo que huela a Cuarta Transformación.

En la Prospectiva de la semana pasada señalé que doña Martha no es, para nada, amiga del canciller, al que acusa abiertamente de haber traicionado los principios humanistas de Andrés Manuel López Obrador. ¿Cuál es el objetivo? No hay duda: golpear a uno de los aspirantes a suceder al jefe del Ejecutivo Federal. Hizo esos acuerdos, según doña Martha, viendo por encima sus intereses personales. 

El tabasqueño ya había salido en defensa del ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero lo hizo con mayor énfasis el martes pasado, descalificando los dichos de la ex embajadora (“creo que ya se pasó a las filas del conservadurismo”), y dando espacio al propio Marcelo Ebrard en “La Mañanera” de ese día, para que ratificará su versión de lo ocurrido. 

¿Fin de la historia? No porque la señora Bárcenas seguramente aprovechará otros espacios que le abrirán las puertas para golpear no a Ebrard, sino al propio presidente de la República. No dejo de mencionar que me llama la atención que Pompeo, con el corifeo de la diplomática, golpeen a Marcelo cuya inclinación hacia los Estados Unidos es conocida. Filia que, está claro choca con la postura de López Obrador. 

En otro tema relacionado con la diplomacia mexicana, vale comentar sobre la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel al Puerto de Campeche, donde el presidente López Obrador le impuso la más alta venera que entrega nuestro país: La Orden Mexicana del Águila Azteca. Este hecho concitó la reacción de conservadores, y de algunos intelectuales, quienes se inconformaron manifestando que el gobierno cubano “viola sistemáticamente los derechos humanos del pueblo cubano”. 

Coincido con señalado por Jorge Zepeda Patterson en su columna “Pensándolo bien” publicada en Milenio Diario el pasado 14 de febrero. “Los críticos se indignaron por el carácter simbólico e ideológico que representa premiar al responsable de un gobierno que reprime a la disidencia y las libertades públicas. Sin embargo, en este caso me parece que existe un sesgo ideológico y ganas de llevar agua al molino antiobradorista.”

El analista precisa el porqué de su postura: “Si en aras de la ética y la democracia se vas a condenar al gobierno de la isla por coartar las libertades , tendríamos también que dar cuenta del terrible contexto que genera un bloqueo que condena al pueblo cubano al desabasto y al hambre.”

Apoyar la iniciativa del presidente de México de construir un frente que permita, después de seis décadas de ignominia, revertir la injusta e inhumana decisión de bloquear a un país por meras razones ideológicas, está en este momento por encima de los discursos conspiratorios de las oposiciones. ¡Por Cuba y los derechos humanos de los cubanos, sumémonos a la demanda de poner fin a este ominoso bloqueo, que es abominable y merecerse condenado y aborrecido!

“La educación es nuestro pasaporte para el futuro porque el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy” Malcom X

 Como señalamos en la Prospectiva de la semana pasada, en materia educativa, la pandemia forzó al uso y desarrollo de las plataformas en línea que posibilitan el aprendizaje sincrónico y asincrónico. Sin embargo, la propia UNESCO reconoce las desigualdades en la aplicación de estos modelos entre países ricos y pobres. 

La pandemia nos obligó a un rígido confinamiento que motivó la convergencia de dos tareas que mostraron una difícil convergencia. “El teletrabajo se vio afectado en el caso de las personas que tenían al mismo tiempo que cuidar a sus hijos.” La introducción del aprendizaje híbrido y el confinamiento evidenciaron dificultades adicionales para el alumnado, el personal docente y los paterfamilias que tuvieron que adaptar y adoptar un papel novedoso para muchos de estos. 

El modelo educativo impuesto por la pandemia no pudo satisfacer plenamente los requerimientos de un proceso de enseñanza-aprendizaje “tradicional”. Los saldos pendientes son muchos en todos los niveles, lo que obliga a implementar estrategias capaces de remediar esos faltantes. No puede pervivir el tracional reclamo de los niveles superiores por los déficits de aprendizaje de quienes transitan a los grados superiores. 

¿Qué hacer en materia de educación superior ante estos escenarios provocados por la pandemia, la crisis económica y la brecha digital? La UNESCO ha establecido acciones concretas para rediseñar lo que llama los futuros de la educación, que permitan a los educandos, a los docentes y a las propias instituciones educativas, aprender a transformarse.

Este organismo internacional trabaja cotidianamente con los países miembros de la ONU en el propósito de “garantizar que todos los estudiantes de nivel superior tengan las mismas oportunidades para acceder y completar una educación terciaria de buena calidad con calificaciones reconocidas internacionalmente (acreditaciones).”

Se parte de la convicción de que este nivel educativo “es un rico activo cultural y científico que contribuye al desarrollo personal y promueve el cambio económico, tecnológico y social.” La educación superior, además, alienta el intercambio de conocimientos, investigación e innovación y equipa a los estudiantes con las habilidades necesarias para hacer frente a los mercados laborales en constante cambio. 

Lo anteriormente expuesto explica el porqué de los cambios que este nivel educativo ha vivido desde hace muchas décadas y que ahora tienen que acelerarse. Transformaciones que se han estimulado en razón de la pandemia y la crisis económica que de ella derivó. 

En referencia a estos cambios, podemos destacar el aumento en la matrícula, la movilidad estudiantil, la diversidad y el aumento de la oferta, la convergencia de la educación con financiamiento público y aquella con financiamiento privado; la dinámica de la investigación y el desarrollo de las tecnologías en general y de las educativas coma en particular.

Actualmente se registran a nivel planetario 235 millones de estudiantes de educación superior matriculados en universidades de todo el mundo. Sin duda un número impactante, que palidece cuando se establece que esa cantidad significa apenas el 3.2% de la población mundial. Las cifras que aportan la UNESCO y la OCDE, evidencian las enormes desigualdades entre países ricos y pobres. 

En las naciones industrializadas el porcentaje de estudiantes que transitan del nivel medio superior al terciario es cercano al 65%, en tanto que en los países no industrializados el promedio no rebasa el 25%. En México el 42% de los estudiantes que concluyen sus estudios de nivel medio superior (hoy obligatorio) transitan a la educación superior. 

Hay una enorme ventana de oportunidades en los países no industrializados de generar políticas públicas capaces de incrementar el número de hombres y mujeres que acceden a la educación terciaria. La educación abierta y a distancia se presenta como una de las mejores alternativas pero requiere de acciones gubernamentales orientadas a reducir la enorme brecha digital.

¿Qué hace la UNESCO para garantizar el acceso a la educación superior? El trabajo de este organismo internacional está enfocado a garantizar el cumplimiento de los compromisos asumidos en Corea del Sur insertos en la Declaración de Incheon: “Hacia una nueva visión de la educación en el 2030”, apoyando a los países no industrializados para que accedan a conocimiento coma a información basada en evidencia y asistencia técnica para el desarrollo de sistemas y políticas de educación superior sustentadas en la distribución igualitaria de oportunidades para todos los estudiantes, con especial énfasis en la incorporación de las mujeres a la educación terciaria.

¿Cómo garantizar que esta expansión de la educación superior venga acompañada de niveles de calidad y pertinencia? La UNESCO se ha comprometido a que la expansión de la oferta de educación superior, y su necesaria internacionalización, estén sujetas a estándares de calidad y pertinencia “mediante mecanismos que permitan el intercambio de buenas prácticas y enfoques innovadores para ampliar la inclusión en la educación superior.”

La UNESCO ha puesto el dedo en la llaga señalando a la brecha digital como uno de los puntos fundamentales a resolver para lograr esta expansión con niveles de calidad académica y pertinencia en los contenidos que las instituciones de educación superior oferten. Este organismo internacional precisa que la pandemia efectivamente promovió la expansión de la conectividad en todo el mundo, pero que los resultados todavía están muy lejos de satisfacer las necesidades de un modelo educativo que no puede renunciar ni a lo presencial ni a lo virtual. 

“La educación genera la confianza. La confianza genera la esperanza. La esperanza genera paz” Confucio

Hay marcadas asimetrías que obligan a los estados nacionales a implementar políticas públicas y a destinar recursos financieros que permitan reducir esta brecha digital para poner al alcance de los educandos servicios digitales como la inteligencia artificial, los macrodatos y los sistemas de información de gestión de la educación superior lo que contribuiría de manera importante a que las instituciones que ofertan educación terciaria puedan usar los datos para mejorar la planificación, la financiación y la calidad.

¿Cómo aborda la UNESCO las necesidades de un mercado laboral cambiante? Pone especial énfasis en el desarrollo de la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) que considera “indispensables para el desarrollo sostenible y la innovación.” ¿Cómo cerrar este círculo virtuoso? fortaleciendo el desarrollo de habilidades, competencias prefesionales, competencias duras (antes llamadas ¨suaves”) e impulsando la educación permanente y a lo largo de la vida.

En el terreno de la educación superior resulta muy ilustrativo el planteamiento hecho por Francesco Pedró, director del área de Educación Superior de la UNESCO al diario argentino “Clarín”. El funcionario planteó que en la Argentina (recomendación válida para toda América Latina), “las carreras universitarias sean más cortas”, al tiempo que planteó “que haya trayectos educativos que se adapten a las necesidades del mercado laboral”. Sobre el primer punto opinó que: “Es sorprendente que en los países desarrollados basten tres años para conseguir un título, en tanto que en la Argentina este proceso lleva 5 años.”

El académico de la UNESCO, quien participó en el Congreso Internacional de Innovación Educativa realizado en Monterrey, Nuevo León, abundó que en la Argentina la eficiencia terminal es también un tema de obligada reflexión. “En ese país, comentó, la media para concluir una carrera, originalmente de 5 años, es de 9 años.”

A pregunta expresa de Ricardo Braginski, Pedró fue contundente al señalar que reducir el tiempo de una carrera profesional no tiene por qué afectar su calidad ya que el contenido debe partir de responder a la pregunta: ¿Qué esperamos que sepas hacer?

Su planteamiento conlleva el siguiente cuestionamiento: ¿Es el contenido lo que debe mediar las carreras o son las competencias que se deben desarrollar? ¿Vas a la universidad para que te den una lista de contenidos que luego tienes que devolver en términos de examen, o vas, por el contrario, para desarrollar unas competencias que puedan hacer de ti un investigador o un profesional?

Sobre las microcredenciales que hoy están tan en boga, se le cuestionó si con estas microcredenciales se pueden acreditar pequeños tramos de conocimiento. La respuesta fue muy clara: “La visión de la UNESCO es que una cosa son los programas académicos, aunque sean profesionalizadores, y otra son las necesidades en particular de un determinado sector de la actividad económica.”

A nivel planetario se habla de la necesidad de democratizar los procesos educativos, lo cual me parece relevante si, solo sí, esto conlleva la participación de los actores del proceso educativo: alumnos, docentes, administradores y padres de familia. La UNESCO considera esta participación esencial para poder definir cuál es el futuro de la educación. 

“No hay riqueza como el conocimiento, no hay pobreza como la ignorancia” Alí

El Instituto for the Future of Education del Tecnológico de Monterrey, siguiendo las directrices de la UNESCO, realizó recientemente tres diálogos: dos con profesores, uno con estudiantes de su Preparatoria. En total 28 personas. Los estudiantes de entre los 16 y los 18 años de edad. 

La pregunta central es: ¿Cuáles deberían ser los objetivos colectivos de la educación en el 2050? La respuesta establece muy puntualmente, “que la educación debe estar enfocada en las personas, que debe brindar herramientas para conocerse, centrarse en la salud mental y emocional, en forjar el carácter y fomentar la ciudadanía responsable.”

Se planteó que la educación debe ser para el presente. Una educación práctica, centrada en problemas reales, en la ciudadanía. Basada en retos y problemas actuales que permitan comprender cabalmente por qué y para qué se aprende.

El planteamiento de los consultados pone particular énfasis en “la necesidad de democratizar los saberes. Demandan inclusión y procesos de aprendizaje significativos.” Aprendizajes entre pares, basados en proyectos y retos, fomentando el error como forma de conocimiento y cambiando el rol del profesor por el de “árbitro” o asesor de proyectos.

Con la vista puesta en el 2050, las personas consultadas proponen enfatizar en el aprendizaje de habilidades básicas como la autonomía, la autogestión, el autoconocimiento, la automotivación y el autodescubrimiento. Los puntos claves para poder diseñar un modelo educativo con visión de futuro deben atender estas preguntas: ¿Qué quiero hacer?¿Debemos poner la educación en manos del que está aprendiendo? ¿Qué te gustaría aprender? ¿Qué quieres saber? ¿Qué quieres descubrir del mundo?

Todo lo anterior nos obliga a reflexionar acerca de los retos de la universidad en el presente siglo con la vista puesta en el futuro. José María Basteros de Eleizalde, catedrático emérito y antiguo rector de la Universidad de Navarra, España, en un ensayo publicado en la revista Nuestro Tiempo (Otoño 2018), establece que: “La misión de una universidad va más allá de preparar expertos para un mundo laboral globalizado y exigente. Es responsable de la formación integral de sus alumnos en un contexto más amplio, dentro de un clima de búsqueda de la verdad en el que la libertad, la amistad y el diálogo son, deben ser, el centro de la tarea universitaria.”

El académico parte del análisis de las características definitorias del mundo actual, de un entorno globalizado que ha tendido a la deshumanización, a la falta de solidaridad, lo que ha provocado un desapego a la dignidad de todas las personas lo que concita, “apartarnos cada vez más de un entorno equitativo fundado en el reparto de las riquezas y el disfrute de niveles parecidos de cultura y bienestar.”

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¿Alcanzar estos estándares es una utopía? El académico señala que: “En líneas generales se puede sostener que, hasta este momento, la globalización se ha concretado, sobre todo, en el uso generalizado de las tecnologías de la comunicación y de la información, en la migración de la producción a los países de mano de obra más barata y en la implantación mundial de un comercio cada vez más fluido, regido por las reglas de una economía neoliberal.”

¿Cuáles han sido las consecuencias de este proceso? No han sido nada halagüeñas: “En el terreno económico se observa que apenas se ha cerrado la brecha de riqueza y bienestar entre los países desarrollados y los países pobres. En el panorama político se sufre la acción violenta del fundamentalismo islámico radical, y en ámbito cultural, la asunción del multiculturalismo ha conducido a establecer como norma de convivencia un relativismo que postula que todas las opciones personales valen lo mismo con la contrapartida de que cuando todo vale lo mismo… nada vale nada. La cultura actual no se sabe a dónde nos puede conducir, por más que esté impulsada por la brisa del confort y de un inusitado progreso tecnológico. Y, en palabras de Séneca, `ningún viento es bueno para el barco que no sabe dónde va´.”

Nos alerta también que: “hacer de la eficiencia el fin últimos del quehacer  universitario puede conducir al peligro de avalar que el fin justifica los medios”. Nos advierte, asimismo, del riesgo que conlleva centrar la tarea de los nuevos universitarios en un precario relativismo. “Tendrán que remar contra corriente y evitar ser arrastrados por el torbellino de este relativismo.”

Coincide con la propuesta de la UNESCO: “La educación superior debe no sólo proporcionar competencias sólidas para el mundo de hoy y mañana, además, contribuir a la formación de ciudadanos dotados de principios éticos; comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia.” 

Con la mirada puesta en el 2050, la UNESCO impulsa el diseño de “Una educación superior para todos”. El objetivo es permitir a cada alumno desarrollar todo su potencial para que pueda poner en práctica su propio “proyecto de vida”. El acceso a la educación superior, como ya lo hemos mencionado, se ha empleado exponencialmente, incluso en términos relativos. La UNESCO considera que en el futuro este propósito debe exponenciarse aún más con la finalidad de que el derecho a la educación superior para todos se haga una realidad.

 “Estudia no para saber una cosa más, sino para saberla mejor” Séneca

La recomendación reiterada de la este organismo subsidiario de la ONU, presente en diferentes documentos, parte de la idea de que la educación terciaria se centre en integrar el aprendizaje entre disciplinas. Se parte de la idea de que: “a medida que los alumnos cambien, también lo hará el papel de quienes los apoyen, lo que permitirá su fortalecimiento”. ¿Cómo lograr esto? Prestando mayor atención a la elaboración de una gama de itinerarios y programas flexibles e inclusivos, así como enfoques personalizados y creativos para la evaluación y acreditación de los resultados del aprendizaje. 

¿Qué podemos hacer frente a este escenario? ¿Tenemos salidas? La UNESCO plantea una ruta, no de escape, sino de tránsito hacia un mejor mañana. Con la mirada puesta en un 2050, y más allá, esta iniciativa busca reinventar la manera en que la educación y el conocimiento pueden “contribuir al bien común mundial”.

¿Dónde están las herramientas para alcanzar esta meta? Están precisamente en lo que hoy pareciera configurar un escenario disruptivo: “Los avances en la comunicación digital, en la inteligencia artificial y en la biotecnología, que ofrecen grandes posibilidades al tiempo que generan justificadas preocupaciones en el plano de la ética y la gobernanza, especialmente porque las promesas de innovación y cambio tecnológico han contribuido a generar un escenario de enorme desigualdad en lo que a la prosperidad humana se refiere.”

¿Cómo lograr que las innovaciones tecnológicas se conviertan en una herramienta que permita transitar al 2030, como establece la Declaración de Incheon: hacia una educación inclusiva, equitativa, de calidad y que garantice un aprendizaje a lo largo de la vida? La respuesta se encuentra en el informe de la propia UNESCO en donde se establecen los compromisos y el seguimiento de la educación en el mundo para alcanzar la meta establecida para finales de esta década. En este documento se parte de la definición de tecnología como “la aplicación del conocimiento científico en cualquier ámbito de la vida.”

¿Cómo atemperar las desigualdades que se hacen más evidentes con el ingreso de las tecnologías educativas a los procesos de enseñanza-aprendizaje? La UNESCO reconoce que si bien es cierto que la pandemia propició el uso de estas herramientas en el proceso de enseñanza aprendizaje, es indudable que “las mejores prácticas se siguen realizando principalmente en los países más ricos dónde, además de haber índices elevados de dispositivos y conexión rápida a internet, la inversión en plataformas ha crecido progresivamente para poder adecuar las al rápido aumento en el número de usuarios.”

¿Han resuelto los países ricos el problema de la brecha digital? No. La UNESCO señala que en los países industrializados “la brecha digital impide a gran parte del alumnado y del personal docente contar con una conexión adecuada a internet así como a los equipos apropiados, lo que les limita el acceso a las competencias necesarias y a contar con los entornos de estudio adecuados para aprovechar el potencial de estas plataformas.” 

La pandemia obligó, -“de la noche a la mañana”-, a las instituciones educativas, de todos los niveles, a la mayoría de los docentes y administradores escolares, a adquirir nuevas competencias para poder hacer uso de las herramientas tecnológicas orientadas a impartir clases sincrónicas o asincrónicas, a distribuir los contenidos, a corregir tareas y a comunicarse con el alumnado y con sus progenitores.

“La libertad sin educación es siempre un peligro; la educación sin libertad resulta vana” John F. Kennedy

¿Cuáles son los futuros de la educación que la UNESCO ha construido escuchando las voces de varias personas? Se sustentan en cuatro escenarios desarrollados con características específicas cada uno de ellos; todos, con una visión de futuro: el bien común.

Escenario uno: Plantea una educación superior abierta. En que se sustenta: en el carácter flexible de la apertura que “permite el acceso a la educación a través de diversas vías no formales e informales. Desde la esfera de la educación superior con financiamiento público, este modelo garantiza “que los recursos educativos producidos con fondos públicos sean accesibles y estén disponibles para todos sin costo alguno.

¿Pueden las instituciones de educación superior con financiamiento privado participar en este proceso? Me parece que sí. Recientemente en un congreso celebrado en Buenos Aires, Argentina, la Universidad Olmeca propuso la creación de una plataforma de educación abierta y a distancia alimentada por instituciones educativas de América Latina con la finalidad de coadyuvar al empeño de la UNESCO de acelerar la universalización de la educación terciaria en la región. Plataforma que se alimentaría con propuestas educativas de calidad y pertinentes.

¿Cuál es el objetivo que la UNESCO establece para este primer escenario? Adoptar conceptos vinculados a la educación superior como un bien público y común. De esta manera, se atiende el mandato de justicia social de la educación que garantiza “que las personas tengan acceso a una educación superior equitativa y de calidad.”

Escenario dos: Promover el desarrollo de centros de aprendizaje en red con tecnología. ¿Cuál es su característica? Destacan porque las redes virtuales y ubicuas salvan las diferencias de desarrollo y geográficas mediante el uso de tecnologías, al tiempo que exploran formas innovadoras que ayudan a cumplir con las misiones de la educación superior ya que crean capacidades en las comunidades para que puedan tener éxito.

Lo anterior, con la vista puesta en el futuro, promueve un entorno accesible e inclusivo que contribuye a dar cabida a las diferentes necesidades de las diversas comunidades que participan en el aprendizaje y en la construcción de conocimientos comunes. Muy significativo es que este escenario apoya de manera importante los procesos de democratización del conocimiento “mediante el acceso abierto a la información y a las comunidades colectivas.”

Escenario tres: Deriva de las consultas públicas promovidas por la UNESCO: Educación superior ecológicamente sostenible. Este modelo se centra en la comprensión ecológica y socialmente responsable de reconocer la conexión entre las personas, el planeta y todos los demás seres vivos. ¿De qué idea parte? De que el principal papel de la educación superior debe ser promover el cuidado, la sostenibilidad y el bienestar del planeta del que dependemos.

Los especialistas consideran que para que la educación superior del futuro garantice el bien común esta debe promover la evolución de las relaciones sociales mutuas, aquellas en las que “los seres humanos mejoran su bienestar en relación con el mundo natural.”

Escenario cuatro: Atiende un aspecto muy importante para el futuro de la educación superior impulsada por el desarrollo. ¿Qué es lo que busca el desarrollo de este escenario? Reforzar la participación cultivando las capacidades humanas para resolver los retos de desarrollo, económicos, sociales, comunitarios y medioambientales. 

La UNESCO considera significativa esta propuesta porque un modelo de educación superior de esta tipo “crea ecosistemas de enseñanza y aprendizaje e investigación alineados con la necesidad de desarrollo de la sociedad.” Además, porque desde la óptica del “bien común social”, este escenario “genera sistemas de conocimiento compartido que elevan a las comunidades y apoyan el florecimiento humano, contribuyendo a procesos de desarrollo humano equitativo y justo.”

Estas propuestas han sido compartidas con varios expertos en educación superior que han manifestado que estos escenarios, si bien tienen signos distintivos, no son necesariamente incompatibles, ni se excluyen mutuamente. En lo personal, creo que los cuatro escenarios, además de trazar una ruta hacia el futuro, retoman el papel que la educación, en general, y la superior en particular, jugan a la hora de que un gobierno garantice la pervivencia de un “Estado de Bienestar”, muy desgastado a nivel planetario.

Vale recordar lo que los teóricos han establecido como premisa de un estado de bienestar: Es un conjunto de políticas y derechos institucionalizados como derechos sociales  que, a través de diversas vías, ofrecen protección a todas las personas que pueden encontrarse en una situación de dificultad económica y social.

El modelo neoliberal acotó el tamaño del Estado y redujo las responsabilidades sociales y económicas de los gobiernos como brazo administrativo del propio Estado. Un gobierno que pretenda revertir este alejamiento y retomar los compromisos inherentes a un estado de bienestar “debe armonizar las tensiones propias del sistema capitalista mediante una administración dirigida a solventar la pobreza, a reducir las desigualdades, eliminar la discriminación y todas las formas modernas de esclavitud.”

Con base en lo anterior, podemos considerar que el bienestar social incluye aquellas cosas que inciden de manera positiva en la calidad de vida: un empleo digno, recursos económicos para satisfacer las necesidades, vivienda, acceso a la educación y a la salud, tiempo para el ocio.

Joaquín Estefenía (“El País”, 11 febrero 2023) plantea que “el estado de bienestar fundado en la idea de proteger al ciudadano desde la cuna hasta la tumba, está en apuros”. Como ya lo comentamos anteriormente, al hablar de las tensiones que se viven en Francia, y que están escalando a otros países y regiones, este escenario tiene como causa principal la crisis presupuestaria  de los Estados nacionales en razón del envejecimiento de una población ahora sostenida por menos trabajadores en peores condiciones económicas.

El tema del envejecimiento de la población debe mirarse desde la esfera de la salud, como lo evidenció la pandemia que causa la muerte de muchos adultos mayores; también desde la óptica financiera que obliga al Estado a garantizar sus pensiones y una vida digna; sin embargo, no olvidemos que hay una tercera vía que es la de la educación permanente y a lo largo de la vida que puede contribuir a generar autonomía en los adultos mayores sí, pero también, si se aplica desde la infancia, contribuirá a un mejor envejecimiento desde el punto de vista de la salud, pero también ayudará a impulsar proyectos de vida que permitan a los adultos mayores ver el emprendedurismo como una vía para un envejecimiento sostenible, saludable y autónomo.

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