La tormenta que viene
Por: Adrián Arévalo
La diferencia entre un huracán y un ciclón se basa principalmente en la región geográfica en la que se forman estos fenómenos meteorológicos, aunque ambos términos describen sistemas de tormentas tropicales con características similares, tales como vientos fuertes, lluvias intensas y una estructura organizada alrededor de un centro de baja presión.
Un huracán es el término usado para referirse a estos sistemas en el Atlántico Norte, el Caribe, el Golfo de México y el noreste del Pacífico. Los huracanes son clasificados según la escala de vientos de huracán Saffir-Simpson, que va de categoría 1 a 5, dependiendo de la velocidad del viento.
Por otro lado, el término ciclón se utiliza en el océano Índico y el Pacífico Sur. En el noroeste del Pacífico, estos fenómenos son conocidos como tifones. Los ciclones también varían en intensidad y pueden ser denominados ciclones tropicales cuando presentan una estructura bien definida, y ciclones extratropicales cuando pierden sus características tropicales.
En resumen, huracán y ciclón son términos que describen el mismo tipo de fenómeno meteorológico, pero su uso varía según la región del mundo donde ocurren y en la península tendremos ambos.
El huracán Beryl, que ya es categoría 5 y representa la máxima intensidad en la escala de huracanes de Saffir-Simpson, con vientos sostenidos que superan las 157 millas por hora (252 km/h), lo cual causa devastación masiva, incluyendo daños estructurales severos, inundaciones y pérdidas de vidas y se acerca, inevitablemente, a la península de Yucatán
El gobierno ya emitió la alerta azul y, los foráneos, que acaban de llegar a Mérida, presas del pánico, arrasaron con el papel de baño en los centros comerciales, pues parece que excretan algo más que miedo.
Lo cierto es que, para evitar tragedias y pérdidas humanas, la clave es la prevención.
Prepararse de forma adecuada es crucial para minimizar los impactos y proteger vidas y propiedades.
Las familias y comunidades, en coordinación con las autoridades, deben desarrollar planes de emergencia que incluyan rutas de evacuación, puntos de encuentro y comunicación, y un inventario de suministros esenciales.
Un kit de emergencia bien surtido puede ser vital para la supervivencia durante y después del huracán. Este debe incluir agua potable, al menos un galón por persona por día, para un mínimo de tres días; alimentos no perecederos, suficientes para al menos tres días; medicamentos suficientes para al menos una semana, junto con una copia de las recetas médicas; artículos de higiene personal y de primeros auxilios; linternas y baterías adicionales; radio de emergencia con baterías; y documentos importantes en un contenedor impermeable, como identificación, seguros y registros médicos, además de preparar el hogar para soportar vientos extremos e inundaciones es crucial.
Mantenerse informado sobre la trayectoria y la intensidad del huracán es vital, las principales consideraciones incluyen tener un vehículo lleno de combustible y en buen estado; conocer las rutas de evacuación y tener un destino planificado, ya sea con familiares, amigos o en refugios designados; llevar el kit de emergencia, documentos importantes y suministros esenciales; e informar a familiares y amigos sobre los planes de evacuación y mantenerse en contacto. Utilice múltiples fuentes de información como radios de emergencia y estaciones de noticias locales, aplicaciones y sitios web de meteorología como el Centro Nacional de Huracanes (NHC) en los Estados Unidos, y alertas y notificaciones de las autoridades locales y agencias de manejo de emergencias.
La seguridad personal debe ser la máxima prioridad. Evitar áreas bajas y propensas a inundaciones. Nunca intentar cruzar aguas inundadas, ya sea a pie o en vehículo. Refugiarse en el lugar más seguro de la vivienda si no se ha evacuado, preferiblemente en una habitación interior sin ventanas en el nivel más bajo. Tener un plan para los animales domésticos, ya que muchos refugios no los aceptan. Preparar un kit de emergencia para mascotas con alimentos, agua y otros suministros necesarios. Las medidas de prevención también deben extenderse al periodo posterior al huracán.
Prepararse para un huracán de categoría 5 requiere planificación y acción diligente, siguiendo estas medidas de prevención, las familias y comunidades pueden reducir significativamente los riesgos y estar mejor equipadas para enfrentar la tormenta que viene.