Porras y porros de Marcelo
Postigo
Bien dicen que lo peor de la postulación del secretario de Relaciones Exteriores es la gente que lo apoya. Algunos de ellos son fifís con piel chairos. Luego de haber tomado como enemigos a los contrincantes un sujeto llamado Alberto esteva, al demandar a la jefa de gobierno por actos adelantados de campaña por las bardas pintadas con su nombre muestra inexperiencia. La ignorancia política de practicar la democracia interna delata a quienes se muestran autoritarios y violentos.
Se sienten tan cercanos al secretario de relaciones Exteriores que hasta han escogido su cargo en la próxima administración, sus fantasías son tan grandes que siguen los lineamientos de la oposición de prescindir de propuestas y su única causa de lucha es quitar de en medio a Claudia Sheinbaum. Sus motivos no los diferencian de los panistas o de los emecistas, quieren chamba en el gobierno y que no esté la jefa de gobierno, por eso lucha por un logro individual y no por la continuidad de un movimiento que beneficie a la comunidad.
Al suceder el accidente del metro en la CDMX, las agresiones de los seguidores del canciller no se diferenciaron a las del PAN y el resto de la oposición. Tan carroñeros los impulsores de la imagen del Marcelo como los contrincantes que escogieron el camino errado de la historia para preservar sus privilegios.
El nivel de los impulsores de la candidatura de Marcelo es muy similar a la oposición. Carecen de nivel, ausencia total de elementos políticos, agresiones gratuitas, desgastes sin fundamento, memes que hablan más mal de quienes los elaboran y difunden que a quienes van dirigidos, etc. A pesar de ser los más lejanos a la ortodoxia de la 4T, representada por Claudia y Adán, que en su interior guardan un prurito evidente de racismo conservador, la calidad de su proyecto propagandista es paupérrimo, se fusiona y confunde con el de la oposición.
El personaje al que apoyan es el más ilustrados de los tres precandidatos pero su propaganda la hace alguien sin experiencia política ni cultural general, por la carencia total de elementos y congruencia de pensamiento. La lucha interna en un partido pareciera tener niveles inalcanzables s para la mentalidad de quienes apoyan a Ebrard, porque no tienen conciencia de que los tres precandidatos pertenecen al mismo movimiento, y, además, es el partido en el poder, pero no dejan de mostrar un dejo de racismo desde el inicio de su campaña, incluso raya en el fanatismo.
La preparación política e ideológica para impulsar el candidato de un partido requiere conciencia de clase, identidad de ideas, no se trata del contrincante de un partido de pensamiento distante ni de un enemigo a muerte. Es, una posibilidad dentro de un mismo proyecto que ninguno de los precandidatos inició, por lo que deben exaltarse factores comunes, elementos similares, potencial de triunfo común.
Las críticas prematuras al accidente del Metro de los marcelistas tundieron las redes sin los resultados de peritajes ni investigaciones, sin diferenciarse de los elementales memes de la oposición. La desarticulación de ideas que padece la derecha parece haberla heredado o contagiado, desde el fondo de su conciencia, quienes quieren que el candidato sea el secretario.
Es necesario recapitular, desde la cúpula morenista hasta sus simpatizantes, para que unidos seleccionen a su candidato. De otra manera la dispersión acusaría extravío ideológico y falta de identidad. Exaltar los defectos del contrincante en lugar de ponderar las virtudes del líder propio, acusa desesperación.
Se requiere piso parejo y ellos lo complican hasta volver la competencia interna en campo de batalla a muerte. La demanda contra la jefa de gobierno le arrojó siete puntos menos al canciller en la intención del voto. Son recuperables, todavía faltan muchos meses, pero deben aprender de sus ingenuidades.
Hace falta saber trabajar en equipo, eso es lo que hace a un gobierno sólido y a un pueblo fuerte, pero las individualidades están tan arraigadas por la supremacía manipuladora de antaño que desconocen que están dentro de un mismo partido y forman parte del mismo movimiento. El propio canciller ha reiterado que de ganar va por la continuidad de la obra de López Obrador, sus simpatizantes lo sienten como el término medio entre lo que estamos viviendo y lo que vivimos en el pasado.