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¿Qué hacer con los pestilentes despojos del Teatro Ávila Camacho?

¿Qué hacer con los pestilentes despojos del Teatro Ávila Camacho?

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¿Qué hacer con los pestilentes despojos del Teatro Ávila Camacho?
DESDE LOS ONCE PASOS
Javier Chávez Ataxca

Ubicada a corta distancia de Palacio de Gobierno, la vieja ruina del Teatro Manuel Ávila Camacho nos contempla en su abandono de décadas y sentenciada a ser otro espacio ganado por el sentido práctico la modernidad: estacionamiento, tienda del OXXO o farmacia, porque gasolinera no puede ser, a menos que encuentren el modo.

El reportero Mario Castillo entrevistó a Lilián Villanueva Chan –titular del Instituto de la Cultura y las Artes– y la chetumaleña reveló a La Crónica de Quintana Roo que hay la propuesta de un inversionista para ocuparlo como estacionamiento público, previa demolición hasta la última piedra.

Lilián afirma que rehabilitar el viejo cascarón ya no es posible, pero el gobierno del estado tiene que evaluar las opciones para que esta querida superficie sea aprovechada por uno de sus tres órdenes o por el inversionista que haga la mejor propuesta, en armonía con la zona privilegiada.

El chetumaleño Manuel Valencia Cardín fue Secretario de Cultura en el mandato del gobernador Félix González Canto, y el 15 de julio de 2009 declaró: “Se demolerá el edificio para realizar la construcción de un moderno teatro que conservará en su fachada el diseño de la arquitectura original”. Pero este anuncio no pasó de la buena intención.

Es agraviada la nostalgia de tantos porque este viejo Teatro fue refugio anticiclónico y soportó los embates del huracán Janet en septiembre de 1955, mientras muchas casas de madera eran destruidas y arrastradas por la bestial fuerza de los vientos y del mar invasor. Quizá también fue refugio cuando impactó el huracán Carmen, en 1974.

Lo cierto es que el Ávila Camacho es una ruina que hace algunos años era invadida por teporochos para orinar y hacer otras necesidades, provocando olores insoportables para quienes recorren esa zona por realizar un trámite en la delegación del ISSSTE o Palacio de Gobierno.

El Ávila Camacho permanece en el olvido de todos, como incapacitado ancianito que es una tediosa carga para sus familiares. Pero algo hay que hacer con esta ruina de nuestra historia tan íntima.


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