Estas leyendo
“¡EL ESPÍRITU SANTO ES EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y DADOR DE VIDA!” ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

“¡EL ESPÍRITU SANTO ES EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y DADOR DE VIDA!” ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Avatar
“¡EL ESPÍRITU SANTO ES EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y DADOR DE VIDA!” ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Quienes nos desvelamos y estamos gozando de Tu presencia, oh Padre Bendito, vemos con nitidez cómo el Espíritu Santo es el que hace que LA DIVINA PALABRA SEA EFICAZ, LA IGLESIA EN ÉL TENGA CONSISTENCIA Y NUESTRA RELACIÓN CONTIGO, OH PADRE AMADO, SEA EFECTIVA Y AFECTIVA. En el Espíritu Santo vemos no “UN ALGO”, NO UNA FUERZA PODEROSA, SINO UNA PERSONA TAN DIVINA COMO LO ERES TÚ, OH PADRE Y COMO ES TU HIJO AMADO. ÉL MERECE TODA HONRA, ADORACIÓN Y GRATITUD, PORQUE JUNTO CONTIGO, OH PADRE BENDITO Y, CON TU HIJO AMADO, FORMA UN SOLO DIOS.

Padre Santísimo NO ADORAMOS TRES DIOSES, sino a un solo Dios entres personas distintas. A Ti, oh Padre Te vemos como al Dios invisible, a Tu Hijo Amado como al Dios que se hizo hombre para que en Él Te viéramos a Ti, oh Bendito Padre. Al Espíritu Santo lo contemplamos en ese fuego divino que purifica y transforma todo y a todo aquel que a Ti clama por el PODEROSO NOMBRE DE TU HIJO JESUCRISTO. De manera especial, el Espíritu Santo vive en nuestros templos vivientes que hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador, haciendo más efectivo el poder de Tu Palabra de Vida, iluminado nuestra alma y realizando eficazmente la comunión con nuestro espíritu.

“¡EL ESPÍRITU SANTO ES EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y DADOR DE VIDA!” ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

En esa COMUNIÓN DEL ESPÍRITU SANTO con nuestro espíritu, es como se realiza el estado más hermoso al que debemos aspirar: “LA VIDA SOBRENATURAL.” Es justo en esta divina comunión de nuestro espíritu con el Espíritu Santo cuando se abren nuestros ojos espirituales y comenzamos a vivir LA PARTE DIVINA Y A PENSAR DE MANERA EXTRAORDINARIA. Es esta divina comunión la que nos hace ORAR FERVIENTEMENTE con esos gemidos inenarrables y nos lleva a lograr lo que ni nuestros labios ni nuestra mente pudieron. Es esa divina comunión la que hace de nuestra familia UNA IGLESIA VIVA QUE DEJA DE REZAR PORQUE VIVE LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL QUE LA TRASLADA DE LA TIERRA AL CIELO Y ES CAPAZ DE CONTEMPLAR LA GLORIA DE DIOS, PORQUE LA FE SE VIVE EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN. El Espíritu Santo se hace presente en todas partes y, de manera especial, SOMOS NOSOTROS LOS QUE LO LLEVAMOS Y HACEMOS PRESENTE PARA DAR LLENURA A NUESTROS HERMANOS QUE NECESITAN DE SU DIVINO CONSUELO Y DE SU PODEROSA ACCIÓN.

Para el Espíritu Santo NO HAY NADA OCULTO ni en nuestra mente ni en nuestro corazón y, si algo queremos guardar en lo secreto, lo entristecemos porque impedimos y limitamos su divina acción santificadora. Si algo le queremos ocultar, estaremos impidiendo lo maravilloso de su acción, tal como Él nos lo advierte: “No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.” (Efesios 4: 30). Sencillamente NO SE PUEDE SER CRISTIANO SIN TENER EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO. Es por ello que a muchos que se dicen cristianos sin el Espíritu Santo, que, en vez de ser ilustrados y conducidos a la VERDAD PLENA, se desvían, se entretienen y discuten la evidencia de las Sagradas Escrituras, cayendo en serias contradicciones. Muchas veces los vemos como gallos de pelea dispuestos a contrariar a quienes no piensen y crean como ellos. Esos gallitos los vemos todo ensoberbecidos, creídos y señalando a los demás que difieren de ellos como herejes, como cismáticos y como condenados en vida. Con esa actitud demuestran con evidencia su tremendo vacío espiritual y faltando al respeto a quienes no aceptan ser como ellos.

Padre Santísimo: Te agradecemos estos momentos de aprendizaje y de comunión contigo. Agradecemos a Tu Amado Hijo nos enseñó a estar contigo por la gracia del Espíritu Santo, Bueno y Vivificador, que procede de Ti. Ya ha sido el Espíritu Santo quien nos ha convencido que somos pecadores, pero por Tu gracia, oh Padre Bendito, en Cristo Tu Hijo Amado, nos has aceptado después de habernos arrepentido, bautizado y sellados por el Espíritu Santo. Ahora que somos TEMPLOS VIVIENTES, luchamos contra toda inmoralidad y contra todo desenfreno, porque hemos renacido por el agua y el Espíritu.

Te puede interesar
IV domingo de Pascua “el Buen Pastor”

¡Bendito seas, oh Padre Bendito, por el DON DEL ESPÍRITU SANTO! Amén.

P. Cosme Andrade Sánchez+


© 2024 Grupo Transmedia La Chispa. Todos los derechos reservados