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Oración: “La ceguera provoca la visión” (San Juan 9:1-41).

Oración: “La ceguera provoca la visión” (San Juan 9:1-41).

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Oración: “La ceguera provoca la visión” (San Juan 9:1-41).

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Padre Santísimo: ¡Qué felicidad nos provoca el despertar a temprana hora! ¡Tal parece que el sueño huye de nosotros y nuestros ojos del espíritu visualizan lo que los ojos del cuerpo no son capaces. ¡Nos sentimos como un potente telescopio que incursiona en un panorama tan amplio, tan sensacional y tan impresionante, que nos sentimos seres de una talla tan grande que dejamos de ser los humanos convencionales para convertirnos en seres de luz! Cuando nos vamos de Tu presencia, Padre Santísimo, nuevamente vemos con los ojos del cuerpo, pero ya nos deleitamos contemplando lo divino y estamos más que dispuestos a vivir de una manera totalmente diferente, porque quien visualiza Tu magnificencia, ya no será ni actuará de manera convencional, sino de manera extraordinaria, tal como lo hacen Tus elegidos, los iluminados, los amigos del Gran poder, que eres Tú.

Nuestro hablar, nuestro actuar, nuestro convivir, nuestro interactuar, nuestra productividad y nuestro entusiasmo, tiene una diferencia incomparable, porque ya no vemos, ahora visualizamos y nuestra vida tiene otra dimensión. Ya el ayer de la esperanza, se ha convertido en un hoy de realizaciones que no tienen similar con lo de la tierra. Ahora, ese hoy es un nuevo amanecer tan radiante, tan prometedor, tan lleno de ese amor divino, que nos hace orar con gratitud, sin palabras, sin cansancio, sino con deleite y con una fuerza de un fervor propio de los Querubines.

Hoy Tu Hijo Amado nos ha hecho ojos con el lodo, ¡Padre Santísimo! Hoy nuestros ojos son espirituales y ven lo que muchos ni siquiera se imaginan. Hoy nos sentimos atraídos a madrugar para no perdernos las novedades celestes, que tanto nos motivan. Hoy nuestro gozo es vivir más y más instantes en Tu presencia que nos da esa oportunidad de dejar a un lado lo meramente humano y material, para ver cómo mejorar y hacer de nuestro hábitat un pedacito de cielo y convertir nuestros cuerpos en Templos vivientes de Tu divinidad.

Quienes anhelamos  hacer la divina vluntad, NOS MOVEMOS, DEJAMOS DE HACER LO DE COSTUMBRE Y MARCAMOS LA DIFERENCIA, PORQUE SIN MOVIMIENTO, ¡IMPEDIMOS LA ACCIÓN DIVINA! Mientras estamos en este mundo, el Espíritu Santo nos  revela que: “En efecto, vivimos por fe, ¡NO POR VISTA!.” (2ª. Corintios 5:7).

Hoy estamos más dispuestos a ser quemados con el fuego del Espíritu Santo, a fin de ser purificados y convertirnos en esa llama ardiente, que nos hace más dignos de estar en Tu presencia. ¡Hoy queremos ver como ven los ojos de Cristo y como Él lo visualiza todo! Nuestros ojos de la carne son egoístas y solo ven lo que la carne y el mundo material le sugieren, pero están ciegos a la luz divina que nos hace ver, pensar y obrar como Cristo. El ciego de nacimiento fue un ser afortunado que, Tu Amado Hijo, quien es la Luz del universo y por quien todo fue creado,  se compadece de él y con el mismo polvo de la tierra y con su saliva, hace barro y se lo unta en donde deben estar los ojos. Ahora, solo le pide que vaya a lavarse en el estanque de Siloé. Ya el Señor ha hecho su parte, ahora nos corresponde el ir al estanque del Enviado convertido en Fuente de Aguas vivas, para que recuperemos la apertura de nuestros nuevos ojos de espíritu y podamos regresar a nuestra vida sin la ceguera espiritual.

Padre Santísimo: Hoy queremos ser de los beneficiarios de Tu Hijo Amado para que nos haga ojos que vean todo, pero especialmente el mundo espiritual y así gozarnos de las realidades divinas, suspirar y aspirar por ellas, para que cuando seamos llamados, vayamos con la alegría de los seres que cierran sus ojos de carne y comienzan a ver las maravillas eternas con los nuevos ojos del espíritu. Amén.

P. Cosme Andrade Sánchez+

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