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Oración ¡Queden avergonzados y confundidos todos los que se alegran de mi desgracia!” (Salmo 35: 26).

Oración ¡Queden avergonzados y confundidos todos los que se alegran de mi desgracia!” (Salmo 35: 26).

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Oración ¡Queden avergonzados y confundidos todos los que se alegran de mi desgracia!” (Salmo 35: 26).

Padre Compasivo: ¡Cuántos son mis enemigos que mi mal y mi desgracia desean! Por favor: ¡Cúbrelos de deshonra y de oprobio todos los que se creen más importantes que yo, Tu siervo amado y bendito! Padre:

¡Ataca a los que me molestan; combate a los que me incomodan! ¡Toma Tus armas y Tu escudo y, ¡ven pronto en mi ayuda! ¡Empuña la lanza y el hacha! ¡Haz frente a mis perseguidores! ¡Quiero escuchar de Ti, Padre Misericordioso, que ante mis enemigos exclames: Hijo: ¡Yo soy tu salvación! Haz que queden avergonzados y confundidos, ¡todos los que quieren destrozarme! Haz que retrocedan humillados, ¡todos los que traman mi ruina! Haz con ellos como con la paja que se lleva el viento y que sean acosados, ¡por Tu ángel exterminador!

¡Que su senda sea oscura y resbalosa, pero perseguidos por Tu ángel! Todos mis enemigos me han tendido en una trampa y sin motivo cavaron una fosa para mí.

Padre Bendito: ¡Estoy entrampado! ¡Todas las puertas de Tu Bondad, de Tu Misericordia, de Tu Clemencia, de Tu Perdón, de Tu Amor, de Tu Providencia, de Tus Bendiciones de Salud se me han cerrado! ¡Mis enemigos me burlan, me pisan, me deshonran, me calumnian, me humillan, me despojan de todo! ¿Permitirás, oh Padre Bendito, que sigan ahogándome en la miseria, en la maldad, en el escarnio, en la injusticia y en todo lo que implica impotencia? Permitirás que, yo, Tu siervo, siga en el abandono, en la oscuridad, ¿en el valle de sombras de muerte y sin un rayo de esperanza?

Señor y Padre: ¡Ya no soporto este momento que se ha prolongado por años! Me indigno ante Ti y TE SUPLICO, MISERICORIDA, COMPASIÓN Y, ¡UNA MIRADA DE AMOR SANADOR, LIBERADOR Y REVINDICADOR! YO, ARREPENTIDO Y CON FIRME PROPÓSITO DE ABANDONAR EL CAMINO DEL AYER NEFASTO DE MISERIA, DE MALDAD, DE DESORDEN, DE INJUSTICIA Y DE FALTA DE GENEROSIDAD, ¡TE HE CONFESADO MIS PECADOS Y HE RECIBIDO TU PERDÓN! AHORA, MÁS QUE NUNCA, ¡TE SUPLICO DE RODILLAS, EXTIENDAS TU MANO! ¡ME DES ESA PALMADA Y YO ESCUCHE TU VOZ QUE ME CONSUELA, ME CAMBIA TODO EL PANORAMA DEL PASADO Y ME MUESTRA MI PRESENTE SUPERIOR EN GLORIA AL DEL AYER! SI ALGUNA MALDICIÓN PESA SORE MÍ, EN EL NOMBRE DE MI DIVINO SALVADOR JESUCRITO, YO ORDENO CON EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO QUE ¡SEA CORTADA DE RAIZ DESDE ESTE MOMENTO Y PARA SIEMPRE! EN EL NOMBRE OMNIPOTENTE Y BENDITÍSIMO DE MI LIBARADOR JESUCRISTO, DIOS Y HOMBRE, ORDENO QUE, ¡TODA FUERZA ENEMIGA ME ABANDONE! ¡QUE TODO ESPÍRITU DE MALDAD SALGA DE MÍ! EN EL NOMBRE DE MI SALVADOR JESUCRISTO, ¡PISOTEO A TODO LO QUE ME HA MANTENIDO ATADO A TANTA MALDAD! EN EL NOMBRE VICTORIOSO DE MI REDENTOR, YO, ORDENO, ¡SE ME ABRAN LAS PUERTAS DE TU GENEROSIDAD, QUE DURANTE TANTO TIEMPO SE ME HAN CERRADO! YO RECLAMO LO QUE COMO, AUNQUE EL MÁS INDIGNO DE TUS HIJOS, ME PERTENECE EN HERENCIA Y, ¡NO PERMITIRÉ QUE NADA NI NADIE ME LO ARREBATE!

¡PADRE AMOROSO! ¡PERMÍTEME DESCANSAR SOBRE TU PECHO PATERNAL PARA REGENERARME! ¡PARA RESTAURAR MIS ENERGÍAS, PARA LLENARME DE TU GRACIA! ¡PARA EMPAPARME DE TU AMOR, DE TU BONDAD! ¡DE TU PODER! ¡PARA DEMOSTRARTE LO QUE SERÉ CAPAZ DE HACER PARA GLORIA DE TU HIJO AMADO, PARA HONRA TUYA Y CON EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO!

YO, EN TU NOMBRE, EN EL DE TU HIJO AMADO Y EN EL DEL ESPÍRITU SANTO BONDADOSO Y VIVIFICADOR, LLENO DE REGOCIJO, MOVIDO POR EL ESPÍRITU SANTO, TE GLORIFICO, EXALTO TU GRAN BONDAD, ALABO EL NOMBRE DE CRISTO, TU AMADO HIJO, PORQUE TÚ TE DELEITAS POR MI BIENESTAR Y CON MI LENGUA, EN LO SUCESIVO, YA NO LA USARÉ PARA PRONUNCIAR NADA MALO, SINO PARA HACER DE ELLA UN INSTRUMENTO DE BONDAD, PORQUE ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO EN LO QUE ME ENSEÑA EL ESPÍRITU SANTO: “EN LA LENGUA HAY PODER DE VIDA Y DE MUERTE; QUIENES LA AMAN, ¡COMERÁN DE SUS FRUTOS!” (Proverbios 18:21).

PADRE BENDITO: ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR ESTOS INSTANTES DE REENCUENTRO CON MIS BENDICIONES! ¡LA BENDICIÓN MÁS PRECIADA ERES TÚ! AMÉN.

P. Cosme Andrade Sánchez+


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