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ORACIÓN “QUIEN SE DELEITA EN LA ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN VE GRANDES MARAVILLAS”

ORACIÓN “QUIEN SE DELEITA EN LA ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN VE GRANDES MARAVILLAS”

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ORACIÓN “QUIEN SE DELEITA EN LA ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN VE GRANDES MARAVILLAS”

Pedro, Santiago y Juan, eran del grupo de los doce apóstoles, pero estos tres, gozaban de privilegios especiales… ¡TENÍAN MÁS ABIERTOS SUS OJOS DEL ESPÍRITU, GOZABAN DE MÁS CONFIANZA DEL SEÑOR Y LES ERA DADO A CONOCER Y A COMPENDER MÁS Y MEJOR AMPLITUD LOS MISTERIOS DE LA SALVACIÓN!

Padre Santísimo, Tu gran Apóstol Pablo, nos afirma que Tú, no tienes acepción de personas, por lo mismo, ni Tu Hijo Amado, pero quienes están más cercanos a Ti por la oración, por medio de ese trato personalizado, logran de Ti, una amistad muy especial y un conocimiento más profundo de Ti, por lo que Tu Hijo Amado ya nos reveló y por esa intimidad que nos hace más cercanos a Ti. ¡Cuánta razón tiene Tu Hijo Amado!, al revelarnos esa gran verdad tan poco valorada: “Y esta es la vida eterna: ¡QUE TE CONOZCAN A TI, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado!” (San Juan 17:3).

Hasta el día de hoy, el panorama no ha cambiado: Así como Tu Amado Hijo tenía el grupo de los 72 discípulos, el de los 12, el de los 3 y el especial que ocupó el discípulo amado. Los 72 eran los menos comprometidos, los doce los más cercanos a él, Pedro, Santiago y Juan los de mayor confianza; y, por último:

EL MÁS ÍNTIMO Y ESPECIAL, porque sabía escuchar hasta los latidos del corazón de Su Maestro, su Salvador y Su Dios; ese discípulo que fue el que mejor aprendió y comprendió LA DIVINA TEOLOGÍA hasta convertirse en el “DISCÍPULO AMADO”; único que se recargó en el pecho de Su Maestro y jamás lo negó, único que le siguió hasta permanecer al pie de la Cruz, único que recibió a la Madre de su Señor como su propia madre y, único que escribió el MENSAJE MÁS DIVINO codificado en el cuarto evangelio, las tres cartas maravillosas y, con la fortuna de cerrar apoteóticamente con el Apocalipsis, EL NUEVO TESTAMENTO.

Hasta el día de hoy ese lugar privilegiado de San Juan está vacante. Ya cada vez son más pocos los atrevidos a descansar en Dios, a escucharle con toda atención y a salir impregnados del amor divino para anunciar con vigor, con entusiasmo y con pasión ese mensaje iluminador, liberador y fortalecedor que nos convierte en los nuevos teólogos en el sentido más estricto de la palabra. Teólogo no es aquel que conoce tantas definiciones de lo divino y discurre en conceptos que, en vez de esclarecer el misterio divino y de lo divino, más incomprensible e inaccesible lo hace y, más aleja a los pobres mortales de la salvación. Esos son los teólogos que, en vez de hacer sencillo, claro y atractivo el mensaje de salvación, son los que más enredan, dogmatizan, fanatizan y dividen a la Iglesia Santa de Cristo. Lastimosamente, muchos de ellos provocaron grandes herejías y divisiones. Creemos, oh Padre Santísimo, que ya es muy necesaria UNA REVISIÓN DE NUESTRAS TEOLOGÍAS INOPERANTES, MERAMENTE CONCEPTUALISTAS Y DOGMÁTICAS. Es necesario que LOS NUEVOS TEÓLOGOS sean los que nos hablen del PLAN SALVADOR, pero con un lenguaje sencillo que nos conduzca a que logremos LA APERTURA DE LOS OJOS DEL ESPÍRITU, PARA LOGRAR LA COMUNIÓN CON EL ESPÍRIU SANTO Y SEAMOS LOS NUEVOS APÓSTOLES MÁS PARECIDOS AL APÓSTOL AMADO DE CRISTO. Esos teólogos tendrán que hablar de sus experiencias maravillosas y de su ferviente oración convertida en apasionada contemplación de lo divino.

Padre Santísimo: ¡Ayúdanos a hacer de esa GRAN VERDAD que nos hace comprender que nuestra salvación consiste en QUE TE CONOZCAMOS A TI, PADRE BENDITO Y A TU HIJO AMADO CON LA ILUMINACIÓN Y EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO!

Una verdadera y maravillosa TRANSFORMACIÓN que nos lleve a la comunión con lo espiritual y a la realización de cosas realmente extraordinarias, solo se puede dar siguiendo el ejemplo del Teólogo por excelencia: El discípulo amado. La oración más eficaz es la nos hace gozar de Tu presencia divina, escuchando los latidos de Tu divino corazón, oh Padre Bendito, siendo dóciles al Evangelio liberador de Cristo y muy obedientes a la voz del Espíritu Santo.

Padre Santísimo: En el Nombre de Tu Hijo Amado, en quien todo lo podemos y por quien nos fortalecemos, desde ahora, nuestra oración será UNA CONTEMPLACIÓN DE LO DIVINO. El ir a Tu Casa nos provocará una alegría que, al cerrar los ojos del cuerpo, nuestros ojos del espíritu se abrirán, lo divino nos será más familiar, lo imposible y limitado ya no existirá. Amén.

P. Cosme Andrade Sánchez+


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