FOMENTAR LOS VALORES; NO ANTIVALORES
La percepción de los valores esenciales para la convivencia en familia se ha ido perdiendo y el confinamiento al que estuvo sometida la sociedad por la pandemia recrudeció la violencia doméstica, tanto física como psicológica, moral y hasta verbal, dejando heridas muy difíciles de sanar, aseguró a Grupo Transmedia La Chispa; la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán, Ligia Aurora Cortés Ortega.
La también fundadora de la Asociación Altruista Yermo Parrés A. C. expresó que –”realmente el confinamiento acrecentó los índices de violencia en los hogares al quedarse las 24 horas en casa, sobre todo las personas que trabajan y que al enfrentarse a la realidad de cómo se lleva a cabo el manejo de la casa y de los hijos, enfrentar en conjunto, el cúmulo de obligaciones diferentes a las que (el varón o la mujer) estás acostumbrados, crean discrepancias y sin importar el estrato social, porque en muchos hogares se vivió el crecimiento de esta violencia verbal, física, psicológica, moral y patrimonial, como consecuencia también que muchas personas se quedaron sin trabajo”—
–”Yo creo la importancia de los valores: Sencillamente nosotros los adultos, ya no estamos dando el “ejemplo” a la familia, a los amigos. Hoy en las escuelas, si no hay “ejemplos” (de valores), testimonios, de dónde van a “sacar” los valores que se necesitan para tener una convivencia familiar plena y en orden”, aseveró la primera magistrada del estado.
Y continuó –”Mi padre y mi madre –que en paz descansen–, me enseñaron a respetar al prójimo, a dar los buenos días… las buenas tardes… las buenas noches y ahora los jóvenes cuando llegan a un lugar no te saludan, aunque sea tu misma familia ( algo tan simple). No te saludan y qué es… Falta de valores.”–
La Abogada progreseña Ligia Cortés; señaló que no importa la edad, ya que los adultos tienen la obligación de brindar el ejemplo a los jóvenes. “Somos quienes llevamos el ejemplo, testimonio y valor de trabajo a la casa y a todo lo que nos rodea”.
Cortés Ortega remembró que ha tenido la oportunidad de servir a la sociedad como magistrada de la sala penal durante más de 28 años y que lo ha hecho con alegría, con justicia y que lo más importante ha sido retroalimentarse al escuchar a las personas cuando vienen con sus “problemas” y aunque se tiene el poder de la ley y la decisión en la mano, la humildad debe florecer a través de acciones educadas y con valores humanos. Ofrecer que se siente una persona y confortarla, ofrecerle un vaso de agua, es una simpleza que en un momento de crisis ilumina el espíritu del afectado.
Y rememora de manera literal –”Siéntese, quiere un vaso de agua, un refresco unas galletas, no se ponga a llorar. Porque si llora no le voy a entender, entonces le estoy ofreciendo a esta persona un valor humano a su derecho de que yo pueda escuchar como funcionaria a su servicio”–.
La Presidenta del TSJ refiere que ha recibido, no solamente mujeres violentadas, sino varones también. Hombres avergonzados que han sido golpeados por su esposa y recordó un caso en el que un hombre tenía “muy golpeada” la espalda: –” He visto al “hombre” que se ha quitado la camisa para mostrarnos cómo ha sido golpeado por la “señora” y dice éste –”vea mi mano. Sí yo le doy una cachetada a ella, le voy a desbaratar la mandíbula, por eso entonces me he tenido que aguantar… Pero vea mi espalda… Ya no puedo más. Me aguanto por mis hijos, pero ya no quiero que mis hijos sigan gritando, porque ella es la que me ataca”–”–.
Acota, que tanto mujeres como hombres sufren esta violencia y al hombre le da pena denunciar, por lo que la abogada les recomienda que “hagan lo que deben hacer” (denunciar), porque tanto hombre como mujeres tienen derechos, pero más derechos tienen los “hijos”, por los traumas que se le van quedando a los jóvenes… Así nacen los “antivalores”
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