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Fumigación aérea, “guerra química” que envenena el ecosistema y subsuelo acuífero

Fumigación aérea, “guerra química” que envenena el ecosistema y subsuelo acuífero

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Fumigación aérea, “guerra química” que envenena el ecosistema y subsuelo acuífero

Urgen especialistas y exigen productores poner un alto al uso indiscriminado de fertilzantes, pesticidas, insecticidas, herbicidas, fungicidas con fumigación aérea, a causa del glifosato. Por su alta y mortal contaminación al medio ambiente, a la flora, la fauna, al agua y generadora de graves enfermedades en la península de Yucatán.

Por Ariel Velázquez     

CDMX: La situación de la fumigación aérea en todo tipo de producción agraria es sumamente peligrosa y va empeorando. Luego de múltiples estudios e investigaciones científicas y periodísticas, nos detendremos en las fumigaciones aéreas sobre cultivos y más sobre los transgénicos. Son una guerra química contra la población y el medio ambiente.

En efecto, los pesticidas alteran el balance de la naturaleza desequilibrando los sistemas ecológicos y producen efectos tóxicos para personas y animales. Además, los propios insectos y otros parásitos desarrollan especies resistentes, lo que obliga a utilizar mayores dosis o productos de mayor efectividad.

 El uso indiscriminado de plaguicidas ha generado numerosos problemas ambientales a nivel mundial, como es la destrucción de ecosistemas naturales, la infertilidad del suelo, perdida de cultivos y la contaminación del agua.

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Contribuyen a la contaminación del agua. Los casos anteriores se dan con un uso inadecuado de los agroquímicos constituyendo un serio problema para el ambiente en general que provoca la contaminación de suelo y agua como así también la exposición con daño irreversible sobre la salud del productor y su familia.  

El uso de agroquímicos a nivel mundial, ha ocasionado diversos daños o alteraciones en el ambiente y en el ser humano; en este último, estudios epidemiológicos revelan diversos daños y enfermedades como la hepatitis, mal formaciones congénitas, discapacidad mental, órganos dañados y varios tipos de cáncer como leucemia…

Dentro de los herbicidas, el más utilizado es el polémico glifosato. Sintetizado en los años setenta y tradicionalmente considerado como un producto efectivo e inocuo, no fue hasta la década de los noventa cuando se escuchan las primeras voces denunciando sus efectos perjudiciales.      

Cómo afectan los pesticidas al medio ambiente Los pesticidas, a pesar de estar dirigidos a especies concretas, pueden ser tóxicos para seres humanos y otros animales tanto por inhalación como por consumo de productos que hayan sido expuestos a altas cantidades de estas sustancias.

Los pesticidas contribuyen a la contaminación del aire Cuando hay una deriva de pesticida, y se suspenden en el aire y se mueven cuando sopla el viento, potencialmente contamina el aire.

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Cabe destacar que en la península de Yucatán los apicultores han solicitado la prohibición del uso de agrotóxicos y fumigaciones aéreas. Señalan que causan afectaciones a las abejas y generan daños económicos y ambientales, añadiendo que este año 2022 más de 326 colonias se perdieron por la aplicación de productos químicos en la región de Mérida, Yucatán.  

La Alianza Maya por las abejas de la Península de Yucatán- “Kabnáalo’on”-, que agrupa a 4 mil apicultores de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, se reunieron con autoridades federales para presentar los problemas que atraviesa la apicultura en el sureste del país, así como las posibles soluciones para que esa actividad sea protegida.

Fumigación aérea, “guerra química” que envenena el ecosistema y subsuelo acuífero
La situación de la fumigación aérea en todo tipo de producción agraria es sumamente peligrosa.

Señalaron que es urgente la prohibición del uso de agro tóxicos y de fumigaciones aéreas, ya que causan afectaciones a las abejas y generan daños económicos y ambientales: Como ejemplo se dijo que este año, más de 326 colonias se perdieron por la aplicación de productos químicos en la región.

En reunión, en la que participaron representantes de la Conafor, Cofepris, así como del programa de Seguridad Alimentaria de México (Segalmex), de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), entre otros, los apicultores de la península presentaron una propuesta basada en cuatro componentes: la articulación territorial, la disminución de la amenaza derivada del crecimiento de la agricultura industrial, la prohibición de agrotóxicos y fumigaciones aéreas, así como la profesionalización de los trabajadores del sector y el apoyo a la comercialización de la miel.

De acuerdo con la apicultora de Campeche, Leydi Aracely Pech Martín, detener el uso de agroquímicos y pesticidas que ya están prohibidos en Europa –como los neonicotinoides y el fipronil- es primordial, ya que son altamente peligrosos para la salud humana, contaminan el agua, afectan la biodiversidad y ocasionan daños en las colmenas. Tan solo en este año, 326 colonias se perdieron por el uso de químicos.

Mario Antonio Cupul Ku, apicultor del Dzonot Carretero, en Tizimín, Yucatán informó que las fumigaciones aéreas han generado la pérdida de 91 de las 300 colmenas orgánicas de la mencionada comunidad, cada una de las cuales tiene un valor aproximado de 4 mil pesos.

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FRENO A PLAGUICIDAS QUE ENVENENAN SUELO YUCATECO 8 MIL VECES MÁS DE LO PERMITIDO

En la Península de Yucatán prevalece el uso indiscriminado de plaguicidas organoclorados, cuya presencia en ecosistemas ya provoca notables daños en la fauna silvestre, afirmó la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Guadalupe Ponce Vélez.

Pese las numerosas advertencias del impacto de las altas concentraciones en el ambiente y salud humana, aún prevalece el uso de estas sustancias prohibidas, cuyos efectos son cada vez más dañinos. Desafortunadamente, las concentraciones son hasta ocho mil veces más altas que la permitida, detectado casos de DDT y otras sustancias altamente nocivas para el ser humano.

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La especialista del Campus Yucatán expresó que los plaguicidas en México principalmente los de categoría de organoclorados, se encuentran en el suelo y ecosistemas costeros del territorio mexicano, así como en la selva baja caducifolia de la Península.

La contaminación afecta a la fauna silvestre, humanos y alimentos, ya que en diversos sitios se registran concentraciones de hasta ocho mil veces por encima de las referencias permitidas.

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 Reconoció que con la intención de controlar la proliferación de organismos no deseados, el sector agrícola recurre mayoritariamente al uso de plaguicidas, una práctica considerada riesgosa e inadecuada debido a sus efectos tóxicos.

Los compuestos utilizados actualmente se desarrollaron hace 70 años aproximadamente y aunque tiene menor notoriedad, es evidente el riesgo a la salud pública como consecuencia de los residuos de plaguicidas que pueden presentarse en distintos escenarios.

Aclaró que su estudio radica en la determinación de los contaminantes orgánicos persistentes en los ecosistemas costeros y marinos de México, particularmente de plaguicidas organoclorados y de otras familias químicas de gran importancia tanto ambiental y de salud humana, por la toxicidad que presentan.

Ponce Vélez señaló que la acumulación de restos de plaguicidas es palpable en diferentes ecosistemas de las zonas que monitorean, como los ecosistemas costeros del Pacífico Norte, Golfo de México y Pacífico Sur, cuyas concentraciones afecta directamente a las poblaciones humanas además del impacto ambiental y el daño a la salud humana que esto conlleva.

Detalló que Campeche, Chiapas, Estado de México, Morelos, Nayarit, Puebla, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán son las entidades que más plaguicidas usan en el país.

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La investigadora mencionó que estos compuestos tienen propiedades lipofílicas; es decir, los plaguicidas tienen la capacidad de acumularse en los tejidos de los organismos, de esta manera aumenta su vida media, la cual puede ser de veinte años. 

Por ende, pasa a diferentes eslabones de la cadena alimenticia en un fenómeno conocido como biomagnificación.

 “Existen datos científicos de acumulación en organismos donde nunca han sido aplicados plaguicidas en sus ambientes, es decir, de organismos de los polos, y esto se debe a su rápida distribución y acumulación en la biósfera”.  

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EMPEORA CONTAMINACIÓN DEL AGUA

El uso de fertilizantes y pesticidas ha aumentado muchísimo en los últimos años, prácticamente se ha multiplicado por 10, lo que supone un claro enriquecimiento de las empresas dedicadas a su fabricación. Según un informe de la FAO, esto hace que el agua empeore.

La contaminación del agua es muy habitual a causa de prácticas agrícolas que no son sostenibles y no protegen mínimamente el medio ambiente. Además, esto supone una gran amenaza también para la salud humana.

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Queda claro que el uso de fertilizantes y pesticidas contamina las aguas subterráneas, un problema que está presente en prácticamente todos los países desarrollados y, mucho más, en los países que están aún en desarrollo.

Esta contaminación se produce cuando los fertilizantes se utilizan en cantidades mayores a las que cada cultivo puede absorber, y también cuando el agua o el viento los eliminan antes de que puedan ser absorbidos. El exceso de fosfatos y nitrógeno puede filtrarse en las aguas o incluso ser arrastrados a ríos y otros cursos de agua.

Según los cálculos de los expertos, a partir del año 2030 los cultivos utilizarán muchos menos fertilizantes y pesticidas sin que eso afecte al rendimiento de los propios cultivos. Pero para eso aún queda mucho en lo que trabajar para que no siga contaminando a día de hoy.

Fumigación aérea, “guerra química” que envenena el ecosistema y subsuelo acuífero
Fumigación aérea, “guerra química”

En China, que es el país que más consume fertilizantes nitrogenados, casi la mitad de ese nitrógeno se pierde por volatilización, y un 5-10% más por infiltración.

LA PENÍNSULA DE YUCATÁN, EXPUESTA A POTENTE CONTAMINANTE DE AGUA Y ALIMENTOS

Recientes investigaciones que dio a conocer el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) confirman que la Península de Yucatán resiente daños ambientales y de salud de sus habitantes a causa del glifosato, uno de los herbicidas de uso más extendido.  

Fertilizantes, pesticidas, insecticidas, herbicidas, fungicidas… la contaminación es muy alta con cualquiera de ellos, por lo que hay que empezar a usarlos menos o, preferiblemente, optar por soluciones que sean amigables con el medio ambiente.

No solo el agua se contamina con todos estos productos, también destruyen hierbas e insectos, por lo que las especies animales que los utiliza como alimento se verán afectadas también.

En el documento “Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos genéticamente modificados”, de 31 cuartillas, el Conacyt señala que se ha detectado ese químico en fluidos (leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias en todo el planeta.

El Consejo indica que también se ha reportado la presencia de glifosato como contaminante en aguas costeras de la Península de Yucatán, sobre todo en las cercanas a las zonas donde hay mayor concentración de plantaciones agrícolas.

No es la primera vez que se alerta sobre el alto grado de contaminación en la Península de Yucatán ocasionada por el glifosato, el herbicida organofosforado de amplio espectro más utilizado en el mundo.

Estudios a cargo de Ángel Polanco Rodríguez, investigador del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” y comisionado al Grupo de Investigaciones en Química Analítica y Ambiental de la Facultad de Química de la Uady, han dado cuenta del impacto negativo de este químico.  

CRECE CONTAMINACION CON EL GLIFOSATO

En Yucatán se usa glifosato en los cultivos de soya del sur y el oriente del Estado. También hay evidencias de que familias de las zonas rurales lo aplican en la producción de cultivos de traspatio, en las hortalizas y en el control de plagas de pequeñas especies animales.

El investigador del “Hideyo Noguchi” puntualiza que en el expediente científico sobre el glifosato y los cultivos genéticamente modificados (GM) se documenta que el agroquímico, introducido al mercado internacional por la trasnacional Monsanto desde 1974, tiene una correlación entre el aumento de más de 20 enfermedades: oncológicas, endocrinas, metabólicas y neurodegenerativas, así como trastornos sistémicos.

“Hay que tener en cuenta que en Yucatán las estadísticas de salud pública muestran que estamos sobre el promedio nacional en cáncer de mujeres y malformaciones congénitas”. 

“También hay afectaciones importantes en retraso cognitivo y problemas neurológicos. Todas estas enfermedades se relacionan con agroquímicos”.

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También indica que se ha reportado la presencia de glifosato como contaminante en aguas costeras de la Península de Yucatán, particularmente en las cercanas a los sitios en donde hay mayor concentración de zonas agrícolas (como Tizimín). En agua subterránea y en agua para beber en localidades de Hopelchén, Campeche, y en cuerpos de agua en Chiapas, algunos de éstos en Áreas Naturales Protegidas (ANP).

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En la Península de Yucatán, Campeche es el principal estado productor de soya, incrementando su producción de 29 a 200 hectáreas en el período 2013-2014.  

En 2012, los productores solicitaron permiso para cultivar 60,000 hectáreas, con amplio uso del herbicida glifosato. La soya (Glycine max L. cv. A5403) Solución Faena (o RR) (MON-04032-6), ha sido introducida en su fase experimental desde 2001 en el estado de Campeche, incorporándose al estado de Yucatán en 2003 y en Quintana Roo a partir de 2005, cubriendo desde entonces el territorio peninsular hasta 2009.

En Yucatán se incrementó la superficie a 12,000 hectáreas, incluyendo los municipios de Santa Elena, Ticul, Oxkutzcab, Tekax, Tzucacab, Peto y Tizimín.

La producción de soya en el sur y el este de Yucatán, con aplicación de glifosato, representa altos impactos a la contaminación del acuífero y la salud humana, debido a la fácil filtración de contaminantes en suelos kársticos.

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Es necesario establecer programas oficiales sobre agricultura sustentable sin uso de agroquímicos cancerígenos como los plaguicidas organoclorados y el herbicida glifosato. 

El desconocimiento de los daños a la salud propicia que agricultores y mujeres de la principal zona agrícola del sur del Estado utilicen agroquímicos prohibidos y/o restringidos, con impactos negativos en el ecosistema y en la salud pública.

PROVOCA MORTALES ENFERMEDADES

Investigaciones ha reportado altos niveles de plaguicidas organoclorados en sangre de mujeres mayas con cáncer cervicouterino en 18 municipios de más alta mortalidad a cáncer. Los mayores niveles se detectaron en Tizimín.

Asimismo, los niveles de contaminación de plaguicidas organoclorados en el Anillo de Cenotes, área natural protegida decretada para la conservación del agua, y los niveles de plaguicidas en municipios de la zona agrícola y ganadera superan los máximos permitidos por la Norma Oficial Mexicana.      

Un importante factor en el territorio yucateco es que su suelo es altamente kárstico, muy pedregoso, lo cual permite la fácil filtración al agua subterránea de todo tipo de contaminantes. Por eso es catalogado de vulnerabilidad extrema a la contaminación del agua. 

Fumigación aérea, “guerra química”

Acerca del glifosato en Yucatán, nuestro grupo de investigaciones en Química Analítica y Ambiental de la Facultad de Química y el Centro de Investigaciones Regionales de la Uady, en conjunto con el Tecnológico de Mérida (informe posdoctoral) y la Universidad Marista de Mérida, realizó estudios de corte socioambiental para conocer sobre el uso de agroquímicos entre los agricultores y amas de casa rurales en la zona agrícola del sur y la zona ganadera del oriente.

El estudio “Uso de agroquímicos cancerígenos en la región agrícola de Yucatán, México”, en los municipios de Tekax, Oxkutzcab y Dzan, reportó un uso indiscriminado de agroquímicos altamente tóxicos y en especial el herbicida glifosato.

Los resultados indicaron el uso de 69 clases de agroquímicos, entre ellos plaguicidas organoclorados como el lindano y endosulfán en 23 %, DDT en 13 %, heptacloro en 10 %, aldrín en 10 %. Además, 55% de los agricultores reportaron el uso del herbicida glifosato para la producción de soya.

Por otra parte, se han realizado tres estudios de corte cuantitativo para detectar niveles de glifosato en el agua, alimentos y una especie marina en Yucatán.

ATENTADO A LA VIDA LAS FUMIGACIONES AEREAS

Las fumigaciones aéreas son peligrosas cuando no se realizan de una manera adecuada. Hay que tener en cuenta que cuando dispersamos pesticidas estos tienen un impacto crónico en las personas que son expuestos a ellos.

Lo cierto es que a día de hoy no toda la información que tenemos nos ayuda a extraer una conclusión directa entre los efectos de los pesticidas y su relación con el cáncer. Por otro lado, la ciencia a día de hoy ha sido incapaz de averiguar si las fumigaciones tienen un impacto directo en las personas que han sido expuestas a los agentes químicos de las fumigaciones.

Hay que admitir que la ciencia puede no darnos algunas respuestas que puedan ser definitivas a la hora de responder a las preguntas que nos hacemos sobre las fumigaciones. No obstante, los seres humanos y la sociedad en general necesita de respuestas claras a estas preguntas.    

Hoy en día las fumigaciones en los campos cada vez son más agresivas. Desde la introducción de los cultivos transgénicos el número de plaguicidas utilizados ha crecido al mismo nivel.

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Muchos pilotos que trabajan fumigando campos saben bien de los peligros que entraña este trabajo, ya que tienen altas probabilidades de morir en un accidente aéreo. Por otro lado las fumigaciones indiscriminadas ponen en riesgo la salud de aquellas personas que quedan expuestas a ellas. Es imprescindible tener en cuenta que en la fumigación indiscriminada se utilizan agentes químicos ilegales que son altamente perniciosos para la salud humana.

IMPUNIDAD SOBRE ALAS   

Podemos mencionar que el método de fumigación aérea se consolidó como método de aplicación de pesticidas, durante la Segunda Guerra Mundial. Cabe aclarar que, en aquel entonces, no se utilizaba con fines estrictamente agrícolas, sino como arma química. Los objetivos a los que apuntaban estas aeroaplicaciones a veces eran humanos y otras vegetales. El resultado fue la utilización actual de la fumigación aérea aplicada a la agricultura y, por consiguiente, contra la población mundial. 

 El método de fumigación aérea está siendo cada vez más utilizado en el mundo, sobre todo, en regiones cercanas a poblaciones y asentamientos humanos. Utilizar aviones les garantiza a los “productores” y a quienes realizan las aplicaciones mayor impunidad a la hora de envenenar a personas y ecosistemas.

Cada vez que se asienta una denuncia contra una fumigación cercana a una comunidad es poco probable que la misma progrese. Menos probable es que vengan autoridades a constatar el hecho y es casi seguro que si la fumigación fue mediante avión, para cuando alguna autoridad llegue a realizar una investigación, claro está, del avión no quedan ni huellas.  

Además, para cerrar el blindaje de impunidad, la fumigación aérea normalmente es ejecutada por Sociedades Anónimas y Pool’s de Siembra, donde demostrar quienes son los responsables ya es complicado de por sí. Así mismo, a la hora de realizar la denuncia al testigo se le solicita una serie de datos como la chapa del avión, dato que no posee ningún organismo controlador de dicha actividad.

Estas son técnicas que los envenenadores fueron desarrollando junto a las complicidades de los 3 poderes del Estado, para intentar resultar impunes de los aniquilamientos a los que someten a las personas.

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