“¡INICIÉMOS NUESTRO DÍA GOZÁNDONOS EN EL SEÑOR!”
Padre Santísimo: Esta mañana traemos a Tu presencia una oración para levantar nuestros ánimos, especialmente de aquellos hermanos nuestros que sienten y presienten que ya se encuentran al borde del final de su vida terrenal.
Es Tu Hijo amado quien nos previno para que, llegado el momento de las angustias, pensáramos que lo primero es respirar paz, pero hacerlo en la presencia divina, para traer a nuestra mente que este mundo NO SE COMPRENDE SIN AFLICCIONES, SIN RETOS, SIN LUCHAS ENCONADAS, SIN SANGRE SUDOR Y LÁGRIMAS. ÉL MISMO NOS DIO EJEMPLO DE SER VENCEDOR DE TODO LO MUCHO QUE EN SU VIDA TERRENA TUVO QUE PADECER.
Por tal motivo, sabiamente nos dejó esas palabras de aliento que nos levantan el ánimo para estar siempre alegres, porque sumidos en la tristeza, aceleramos nuestra muerte. Ese es el mensaje que debemos proclamar para que nuestros hermanos que se encuentran al borde de la desesperación y hasta con ganas de terminar con su vida, aprendan, comprendan y se graven en su mente esta gran verdad vivificante: “Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero ¡anímense, porque Yo he vencido al mundo!” (San Juan 16:33).
Cristo, el Hijo del Padre Celestial, mis amados hermanos, vino a vivir para enseñarnos CÓMO SE DEBE VIVIR SABIAMENTE: “EN MEDIO DE LAS TRISTEZAS, LAS PRUEBAS E INFORTUNIOS DE LA VIDA, ¡HAY QUE APRENDER A CONSERVAR LA PAZ, LA CALMA, LA CORDURA Y LA PRUDENCIA, PORQUE DESPUÉS DE LA TORMENTA VIENE LA CALMA; PORQUE DESPUÉS DE LA NOCHE VIENE LA LUZ DEL NUEVO DÍA; ¡PORQUE DESPUÉS DE LA LUCHA APASIONADA SE OBTIENE LA VICTORIA! Que nos quede muy claro: EN ESTA VIDA, DIOS NOS TRAJO A TODOS AL MUNDO “APTOS Y SUPERDOTADOS” PARA SER VENCEDORES, PERO PARA ELLO, ¡DEBEMOS ESTAR DESPIERTOS Y PLENAMENTE CONSCIENTES DE QUE LA GRAN VERDAD QUE DEBEMOS APRENDER ES: “SE VIVE PARA LUCHAR Y SE LUCHA PARA VIVIR CON DIGNIDAD!” TÚ, PADRE BENDITO, ¡JAMÁS DESEAS VER A TUS HIJOS POSTRADOS ANTE NUESTROS ENEMIGOS! ¡ESA ACTITUD NO ES PROPIA DE NOSOTROS, TUS HIJOS!
Llenos de alegría, de regocijo y de nuevos bríos de esperanza, nos retiramos muy agradecidos, porque esperamos que estos breves momentos sean de tal magnitud que desde este mismo momento, estamos más que dispuestos a vencer a toda potencia enemiga, porque sabemos que Tú, oh Padre Bendito, nos has dotado de la fortaleza, del poder, de la energía, del valor y del entusiasmo que nos asegura que hemos nacido para cantar victoria y para ser más que vencedores. Sabemos que Tu Hijo Amado nos acompaña y envía refuerzos para garantizar nuestro campeonato, porque en Él somos más que vencedores.
Padre Amado: ya resuenan en nuestros oídos estas palabras consoladoras del Espíritu Santo: “¡No se entristezcan, porque el gozo del Señor es su fortaleza! ¡Amén!” (Nehemías 8:10).
P. Cosme Andrade Sánchez+