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Niño yucateco utiliza un calabazo como botellón

Niño yucateco utiliza un calabazo como botellón

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Niño yucateco utiliza un calabazo como botellón

En la esfera digital, un joven oriundo de Yucatán ha captado la atención de las redes sociales al optar por un recipiente inusual para transportar su agua a la escuela:

un calabazo. Originario de Tiholop, este niño ha revivido una práctica ancestral al emplear este objeto tradicional en lugar de una botella moderna, ganándose así la admiración y el reconocimiento de usuarios en línea.

Ubicada en la comisaría de Tiholop, dentro del municipio de Yaxcabá, la historia de este pequeño ha conmovido a muchos.

Durante una jornada escolar habitual, el niño sorprendió a su maestra al mostrarle su peculiar contenedor de agua: un calabazo.

Niño yucateco utiliza un calabazo para llevar su agua

Este utensilio, arraigado en la cultura yucateca, no solo refleja el apego a las tradiciones locales, sino que también promueve prácticas amigables con el medio ambiente al mantener el líquido fresco sin necesidad de plásticos desechables.

Chúuj es recipiente natural utilizado desde tiempos antiguos por los mayas para almacenar líquidos
Chúuj es recipiente natural utilizado desde tiempos antiguos por los mayas para almacenar líquidos

La reacción en las redes sociales no se hizo esperar. Usuarios de distintas partes del mundo han elogiado la decisión del niño y su familia de preservar y promover las costumbres regionales.

Más que una simple elección de recipiente, el gesto del pequeño representa un vínculo con la identidad cultural de Yucatán y sus raíces mayas.

¿Pero qué es exactamente un calabazo?

Conocido también como Chúuj, este objeto es el equivalente maya del popular “Yetti”.  Se trata de un recipiente natural utilizado desde tiempos antiguos por los mayas para almacenar líquidos, especialmente agua, manteniéndolos frescos incluso en climas cálidos.

Este fruto proviene de la planta trepadora conocida científicamente como Lagenaria siceraria, cuyo fruto seco es tallado, ahuecado y limpiado para convertirlo en un útil recipiente.

En el ámbito rural, era común observar a los campesinos transportando sus calabazos a la milpa o durante sus labores cotidianas, colgados de una soga de henequén.

Este objeto, también conocido como Guaje en otras regiones

No solo cumplía una función práctica, sino que también encarnaba una conexión con la tierra y las tradiciones ancestrales de la península de Yucatán.

En resumen, la historia de este niño yucateco ha resonado en las redes sociales como un recordatorio de la riqueza cultural de la región, así como de la importancia de preservar y valorar las tradiciones ancestrales en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico.

Su elección de llevar un calabazo a la escuela no solo es un acto de individualidad, sino también un tributo a la herencia cultural de su pueblo.


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