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ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

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ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Padre Santísimo: ¡Bendito despertar en esta sinfonía de todo lo creado por el poder de Tu Palabra!

Este día bajó mucho la temperatura en nuestro bello Tonatico, que es Tierra del sol. ¡Estamos a 10 grados! Pero lo más placentero es que nos encontramos ante Ti, donde el frío no existe y estamos gozando de Ti,

porque, el Espíritu Santo nos hace comprender que, “Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos.

Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.” (Romanos 14:8). ¡Somos tan afortunados porque Tu Hijo Amado nos  ha comprado con Su Sangre y ya Te pertenecemos! Por Él ya somos nuevamente Tus hijos que en el ayer estabamos muertos y ahora, vivimos para siempre y la muerte no tiene dominio sobre nosotros.

Hoy que estamos ante Tu presencia, siendo un día tan especial en que recordamos a nuestros seres queridos que ya están en la espera gozosa, porque ya han sido consolados y sus lágrimas han sido enjugadas.

De todo corazón Te suplicamos Tengas presente que los amamos, los bendecimos y les deseamos lo mejor en atención a Tu gran misericordia,

a Tu gran bondad y a Tu gran amor, ya que Tú mismo los creaste y los destinaste a la bienaventuranza eterna. Somos parte de la Iglesia, la Novia de Tu Hijo Amado y, ellos, también lo son.

Es por ello que reclamamos Tu piedad, porque durante su vida terrena en Ti creyeron, en Ti esperaron y por Tu voluntad Santísima nos trajeron a este concierto de la vida en este planeta.

ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

¡Gracias a Ti, por ellos tenemos el don de la vida! ¡Gracias a Tu generosidad y a la vida de ellos, somos lo que somos, tenemos lo que poseemos e invocamos Tu protección y clamamos y reclamamos Tu misericordia sobre ellos, en el Nombre de Tu Hijo Amado!

¡Gracias a su amor, a su educación, a la sencillez, a su trabajo y hasta a sus escasos conocimientos, gozamos de la abundancia de Tu bondad!

¡Gracias al sacrificio de todos ellos, perpetuamos su apellido, a mucha honra llevamos su sangre y Te suplicamos que no tomes en cuenta sus escasos conocimientos de Tu divina Palabra y sus debilidades,

porque estamos plenamente convencidos que solamente Tu Hijo Amado, ¡nuestro Salvador, es el único sin pecado! ¡Todos los demás, somos pecadores, porque, no hay ser humano que viva y no peque!

Es muy hermoso el saber por el espíritu Santo, que, SI VIVIMOS, PARA CRISTO VIVIMOS Y SI MORIMOS, PARA CRISTO TAMBIÉN MORIMOS.

Nuestros familiares y amigos que ya pasaron a Tu presencia, a ese lugar de luz, de refrigerio y de reposo que los hará madurar. Su Yo verdadero que es su alma, tiene más luz, más iluminación y más claridad en Tu descanso bienaventurado.

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Padre Santísimo:

inspirados e iluminados por el Espíritu Santo tenemos presente que, “Pues, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.” (1a. Corintios 15:22).

Los que en el ayer de nuestro padre Adán estábamos en sombras de muerte y el desorden del pecado prevalecía sobre nosotros, gracias a Tu Hijo Amado, el Nuevo Adán,

la vida ahora florece y fructifica en nosotros y hasta recuperamos esa divina filiación. Es por ello que somos en verdad afortunados, al llamarte Padre.

¿Cómo no agradecerte en este día en que traemos de manera especial a esos seres maravillosos que colaboraron contigo para que nosotros fuésemos sus sucesores, su orgullo y su bendición?

¿Cómo no amarlos, aunque físicamente ya no estén con nosotros, pero gracias a nuestra vida en el espíritu nos unimos a ellos y en su favor elevamos estas fervientes y sentidas plegarias por su descanso bienaventurado en compañía de todos los que han sido lavados con la Sangre del Cordero Inmaculado?

Padre Santísimo: ¡Que la memoria de todos ellos que viven en Ti y en nuestros corazones, sea bendita, gloriosa y eterna!

¡Que en Tu reposo gocen, nos bendigan, oren por nosotros y, como ya no sufren, ya no lloran, ya no hay dolor ni tristeza, que Tú, por Tu increíble amor les concedas una feliz y maravillosa resurrección en Tu segunda venida! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+


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