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ORACIÓN “¡QUIENES HEREDAMOS TU SALVACIÓN, CONTAMOS CON TODO UN EJÉRCITO DE ÁNGELES!”

ORACIÓN “¡QUIENES HEREDAMOS TU SALVACIÓN, CONTAMOS CON TODO UN EJÉRCITO DE ÁNGELES!”

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ORACIÓN “¡QUIENES HEREDAMOS TU SALVACIÓN, CONTAMOS CON TODO UN EJÉRCITO DE ÁNGELES!”

QUIENES HEREDAMOS TU SALVACIÓN. Padre Santísimo: ¡recibe nuestros matinales saludos en esta fría mañana, en este maravilloso despertar!

Hoy ya estamos en Tu presencia, pero hoy no venimos a suplicarte ni a solicitarte nada en especial. Hoy amanecimos con espíritu de gratitud y queremos estar en esa sinfonía celestial, uniendo a ella nuestras voces, nuestro gozo, nuestra alabanza y nuestro espíritu festivo, porque creemos que solo a Ti se debe toda alabanza, honor y adoración. Padre Santísimo, es el Espíritu Santo, quien nos mueve a postrarnos ante el esplendor de Tu gloria y hace que de nuestros corazones brote ese himno de gratitud, de adoración y de reconocimiento por Tu inmensa bondad, por Tu gran amor y por Tu gran misericordia.

Nuestras voces se hacen una sola y hablamos con el espíritu como si fuéramos una sola voz, un solo corazón y una sola persona, porque quienes madrugamos, en Ti, ¡somos una sola unidad!

¡Gracias, Padre Santísimo! ¡Mil veces gracias! Nuestro espíritu se eleva a Ti, Te engrandece, Te glorifica, Te adora y somete nuestra alma para que, al abrir nuestros labios, brote de lo más profundo de nuestro corazón este cántico de adoración.

¡Gracias por el don de la vida! ¡Gracias por nuestros años ya vividos! ¡Gracias por los que aún nos falta disfrutar! ¡Gracias por la salud! ¡Gracias por las enfermedades del ayer que, por Tu gran bondad, ¡Tu gran amor y Tu infinita misericordia, han desaparecido por completo y nos has dado una fortaleza más potente que la de los búfalos!

¡Gracias Padre Santísimo, por las carencias del ayer, porque hoy se traducen en abundancia, en riqueza, en bienestar, en un potencial tremendo que nos hace comprender con mayor claridad cada vez más y más y más, las maravillas que nos señala el Espíritu Santo: “Y este mismo Dios quien me cuida ¡suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús!” (Filipenses 4:19).

¡Gracias Padre Amoroso por habernos enviado a Tu Hijo Amado! Él nos ha enseñado con todo el poder de Su Palabra, con Su ejemplo de comunión contigo, con Su plena confianza que en Ti ponía, con consultarte en todo y para todo, porque Él desea que todo cuanto llevemos a cabo, sea acorde a Tu divina voluntad. Tu voluntad es que Todos los seres humanos seamos salvos de todo, capaces de superarlo todo y hacer de nuestra vida una alabanza aún en medio del fuego, de las guerras, de las calamidades y de toda adversidad.

¡Gracias Padre Santísimo, porque nos enviaste todo un ejército de ángeles para contrarrestar el poder de los ángeles malvados que se hacen pasar por ángeles de luz y hacer de nosotros sus esclavos que nos pueden sumir en la miseria, en la enfermedad, en el dolor, en la depresión, en el abandono, en la soledad y en la desesperación! ¡Gracias por ese don excelso de ser Tus hijos tan amados que hasta dispusiste que quienes heredamos la salvación tengamos muchísimos ángeles que nos protejan, dirijan e iluminen, tal como nos lo declara el Espíritu Santo: “¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación?” (Hebreos 1:14).

¡Gracias, Padre Santísimo, por todos nuestros amigos que, oran por nosotros y con nosotros; gozan, nos acompañan, se solidarizan, nos apoyan, nos aconsejan, nos levantan el ánimo, nos tienden la mano en nuestros tropiezos, nos auxilian en nuestras necesidades, ¡nos consuelan en nuestros quebrantos y nos acompañan en nuestros aciertos!

¡Gracias, Padre Santísimo, por habernos hecho dignos de ser como las palmeras que florecen y como los cedros del Líbano plantados en Tu Casa de oración, de gloria, de riqueza, de poder, de salud, de paz, ¡de abundancia y de bienestar!

¡Gracias, finalmente, por la dicha de estar iniciando un nuevo día porque algo extraordinario nos va a suceder para no cesar de glorificarte y bendecirte hasta nuestro último suspiro! Amén.

P. Cosme Andrade Sánchez+


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