“El opus dei fue degradado”
El Juglar de la Red
El Opus Dei, fundado por José María Escrivá de Balaguer, la poderosa organización española que durante muchos años se fue infiltrando en las clases más altas de los católicos del mundo, de pronto perdió el apoyo del Vaticano y el Papa Francisco la degradó.
En Sonora, el Opus Dei fue no solamente un actor importante en la parte religiosa, su influencia se extendió a posiciones políticas que le permitieron amasar poder y riqueza.
El Opus Dei fue beneficiado por Juan Pablo II –al igual que los Legionarios de Cristo—y la erigió como una Prelatura Personal el 28 de noviembre de 1982, la única reconocida en la historia de la Iglesia Católica, pero el Papa Francisco derogó esa legislación y prácticamente convirtió a “la Obra de Dios”, si no en una secta, sí en una organización menor que no tiene independencia ni se manda sola, como sucedió por varias décadas.
Durante décadas, el Opus Dei fue intocable, se consideraban los más puros, sin macha y llegaron a asegurar estar limpios de prácticas de pederastia en su seno, pero existen al menos dos condenas en firme que desmentían esa afirmación.
La determinación de Francisco implica degradar al Prelado del Opus Dei; su cabeza, ya no podrá portar los ropajes ni el anillo episcopal.
La Organización también pasa de tener una vida independiente a depender de la Congregación para el Clero, será esa instancia del Vaticano la que supervisará todas sus actividades. Cada año va a revisar sus políticas, en concreto aquellas que tienen relación con la segregación, no tendrán el control absoluto de sus casas y colegios, al tiempo que serán auditados.
Todas estas disposiciones entrarán en vigor a partir del 4 de agosto y Fernando Ocáriz, el actual superior, ya no podrá ostentarse como Obispo –incluso no lo era porque Francisco se negó a ordenarlo-
Todo lo anterior es una sonora bofetada a una congregación religiosa que logró penetrar los sectores más pudientes del catolicismo, que se nutría de las juventudes “bien parecidas” de las clases más acomodadas y que extendió su influencia religiosa al poder político en algunas regiones del mundo.
En Sonora, el Opus Dei se asentó desde hace muchos años, su influencia religiosa se acrecentó al sumar a sus filas a familias de la más alta alcurnia y con poderosos medios de comunicación que estuvieron a su disposición, pero siempre se especuló de lo non santa que era la congregación y de que muchas de sus prácticas, además de discriminatorias contra otros católicos, eran también elitistas y desde diversas instancias de la misma jerarquía católica se les llegó a considerar como los “tartufos” que Moliere describió en su novela del mismo nombre.
El Opus Dei fue un semillero para el partido Acción Nacional, desde la congregación religiosa se nutrió a ese partido de candidatos, generalmente empresarios inconformes con el viejo régimen del PRI y se les apoyó en todos los aspectos. Muchos de esos candidatos, tenían la dualidad de formar parte del Opus Dei y también participar en la organización secreta conocida como “MURO” (El Movimiento Universitario de Renovadora Orientación).
La figura más emblemática que puede ejemplificar esa dualidad de participación religiosa y política es Manuel de Jesús Espino Barrientos, quien pasó de levantarle la mano a Felipe Calderón, para hacer lo mismo con Peña Nieto y repetir el salto con Andrés Manuel López Obrador.
La orden del Papa Francisco implica reordenar los estatutos del Opus Dei y la respuesta oficial que ha emitido su prelatura es la de “aceptar filialmente” la resolución papal, pero hacia dentro de la orden existen agravios y una evidente inconformidad con esta resolución.
El golpe dado al conservador Opus Dei, muchos lo explican como la forma en la cual Francisco trató de equilibrar la balanza, pues no hace mucho advirtió al ultra progresista Camino Sinodal Alemán de los posibles excesos en sus peticiones de darle apertura a gays, divorciados y mujeres sacerdotes. Como dicen “dio una cal y una de arena”.