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“La terrorífica ‘muerte’ de Benedicto XVI”

“La terrorífica ‘muerte’ de Benedicto XVI”

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“La terrorífica 'muerte' de Benedicto XVI"

El Nómada

La supuesta muerte del Papa Emérito Benedicto XVI demostró lo vulnerable que somos y al peligro que estamos sometidos cada día. Esta primera aseveración no está escrita en el marco de la teología o dentro de un contexto religioso. Al contrario, está redactada para destacar la imperfección del ser humano, incluso hasta en el mundo digital, en el que un simple tweet, engañó a millones de personas en el mundo. Para nuestra fortuna, no nos cobran por leer pero el resultado pudo ser peor de lo que fue.

La mentira de la muerte de Joseph Ratzinger contó con una estrategia que emplean los escritores, los creativos. Es decir, adoptar un elemento real como puede ser la fragilidad de la salud de una persona de 95 años y de ahí, agregar elementos de fantasía. En lo que ocurrió el pasado lunes, una mente mal intencionada creó un perfil falso del presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, sembró la “fake news” y esa acción bastó para que los comunicólogos más experimentados fallaran en uno de los fundamentos más básicos del periodismo: comprobar la fuente.

La propagación del supuesto fallecimiento del Vicario de Cristo emérito dejó en evidencia que el funcionamiento de las redes sociales puede resultar nocivo si es mal empleado y la posibilidad de crear un impacto en diferentes países, está al alcance de cualquier ciudadano.

En ese sentido, se me hace muy difícil no pensar en la estructura de los medios de comunicación tradicionales y otros nuevos como lo puede ser Información y Poder. Esto, sin ánimo de generar una publicidad. Medios, como por ejemplo, el Diario de Yucatán y otros, se han mantenido en el tiempo gracias al empleo de los fundamentos del periodismo, como trabajar bajo un organigrama, en el que cada información debe ser comprobada y además de ello, cada texto debe pasar por diferentes ojos. Ese buen funcionamiento del periodismo, genera un impacto positivo en la sociedad al mantenerla con información veraz.

Antecedente con Juan Pablo II

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El antecesor de Benedicto XVI, el carismático Juan Pablo II, falleció el 2 de abril de 2005. En ese año, aún no se informaba a la ciudadanía por medio de las redes sociales. Aunque ya estaban en el mundo digital correos electrónicos como Hotmail. Cuando Karol Wojtyla estaba luchando contra su vida en una cama en Roma, la agencia de noticias Reuters informó sobre la muerte del sumo pontífice. Grandes cadenas como CNN publicaron la noticia pero acotaron “Según Reuters”. Sin embargo, algunas televisoras locales o nacionales, por ganar la primicia, publicaron el supuesto deceso del Papa, cuando aún se encontraba con vida. Se podría decir que Reuters no tuvo la intención perversa del creador del perfil falso de la cuenta de Twitter, pero un error de confirmación también generó en el momento desinformación.

El ciudadano común ya tiene bastante responsabilidad, como alimentarse, buscar el bienestar de su familia, cumplir en el trabajo, desplazarse y ahora también debe ser el filtro de lo que es verdadero o falso, en la vorágine de contenido que brinda el mundo digital o el Meta, sin verso aún, que tienen las grandes empresas de Sillicon Valley.

Los católicos rezarán porque el Papa Benedicto XVI, uno de los teólogos más grandes de la historia siga en este plano terrenal, mientras que otros, pasarán más indiferentes por la noticia pero sí estarán preocupados por lo fácil que fueron o que fuimos, engañados.

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