Pequeños turisteros se abren camino antes de la llegada del Tren Maya
OTRO ENFOQUE POLÍTICO
Por Gínder PERAZA KUMÁN
Quienes pensaron que el Tren Maya sólo va a pasar por Yucatán se han equivocado de pe a pa, pues sus actividades, sobre todo las de logística necesarias para atender y dejar satisfechos a los cientos o miles de turistas adicionales a los que llegan actualmente, requerirán –ya lo están demandando– ahora mismo un esfuerzo extraordinario en las numerosas actividades que incluye la llamada “ “Industria sin chimeneas”, lo que significa agregar a los servicios alimentarios los de transportación, salidas nocturnas, paseos marítimas por la costa, pesca deportiva y demás.
Diseñado para el transporte de carga y pasajeros, y movido por tecnologías innovadoras en muchos casos, el Tren Maya no tiene precedente en todo México, y su recorrido incluirá cinco estados del Sur y Sureste mexicanos, con una ruta total de 1,554 kilómetros.
Nunca antes, opinaron muchos empresarios y visitantes con los cuales conversaron los reporteros encargado de completar esta nota, se había contado en México con un recurso, una instalación o un servicio de la importancia y el impacto que tendrá la nueva ferrovía de la Península de Yucatán.
ANTECEDENTES FALLIDOS
La idea de aprovechar con fines turísticos los numerosos cenotes con que cuentan muchos municipios es antigua, y entre los intentos más recientes está uno del gobernador Patricio Patrón Laviada. Recordamos que hace unos 20 años o poco más se formaron dos grupos de ejidatarios en municipios del centro del estado, con la idea de aprovechar un conjunto de cenotes, en los cuales se hicieron algunas adaptaciones para facilitar la entrada y salida de los visitantes, así como para que se diera un buen chapuzón en las cristalinas, azules y verdes aguas subterráneas.
Por la grilla, las críticas contra una u otra parte y la falta de recursos para acondicionar los cenotes (en total nos parece que eran seis), a final de cuentas el proyecto no prosperó como se quería, y la salida de la gubernatura de Patrón Laviada acabó por hacer que desaparezca el proyecto.
Años después la idea de ofrecer al turismo nacional y extranjero las bellezas y frescuras de los hermosos cenotes con que cuenta el estado ha renacido, y habitantes de Cuzamá y Temozón han acondicionado con éxito fracciones de terrenos ejidales, que tienen uno o más cenotes en buen estado y con aguas frescas, con esos colores azul o verde.
Al conjuro de los cenotes parece repetirse una fórmula mágica, que hace que aparezcan esas hermosas piscinas naturales, y que hombres y mujeres combinen sus esfuerzos para proveer a los visitantes de comodidades y atenciones de todo tipo, incluyendo comida a la hora que los asistentes quieran, refrescos y bebidas alcohólicas de baja graduación, apoyo para fiestas personales o particulares, etcétera.
Dos familias meridanas que asistimos el sábado pasado al pasadía en una zona de cenotes acondicionados para atender visitantes quedamos encantados por la atención, amabilidad y buena disposición de los trabajadores encargados del centro de descanso y relajamiento.
De uno a otro centro de atención al turismo iban como hormiguitas los propietarios o empleados de los lugares, ya muy bien coordinados gracias a la práctica constante de sus actividades.
Si los habitantes de esas poblaciones se lanzaron como pequeños empresarios a desarrollar una actividad que en realidad no dominan completamente, buscando apoyarse unos a otros y coordinándose para proveer todos los servicios que solicitan sus huéspedes, imagínese usted lo que podrían hacer si las autoridades federales o estatales encargadas de fomentar el desarrollo comercial cumplen su trabajo debidamente e implantan una logística sin agujero alguno para apoyar a las comunidades mayas, que ya descubrieron que trabajar en el turismo sí es rentable e incluso divertido.
FALTA DE PANTALONES
En la actualidad, y sobre todo por los ajustes que hay que hacer en las vías de comunicación a fin de tener espacio para construir la ruta del Tren Maya, los problemas para la salida y llegada de visitantes que buscan un remanso de paz, descanso y tranquilidad resultan muy evidentes, y pueden hacerse negativos o empeorar si no se toman, con decisión y valor políticos, las medidas lógicas correspondientes para regular mejor el tránsito de vehículos.
En nuestro caso tuvimos que transitar por las calles centrales de Acanceh y Tecoh a paso de tortuga, con filas de automotores de tres en fondo y sin ningún policía que vigile. Simplemente los presidentes municipales no quieren fajarse los pantalones y aplicar debidamente el reglamento de tránsito para volver de un solo sentido las calles que sea necesario restringir, evitando así de pasada más accidentes y fallecimientos en accidentes de tránsito.
Para la vuelta, en unos 30 ó 40 minutos ya estábamos en Mérida. Y por cierto la entrada a la capital del estado por la carretera a Cancún lucía especialmente peligrosa porque cientos de estructuras triangulares de aproximadamente metro y medio de altura dividían el ancho de la carretera de manera muy irregular, y las luces rojas y amarillas brillaban por su ausencia, agregando así un riesgo más allá del ya de por sí confuso conjunto de vías en buenas condiciones o semidestruidas en que se han convertido la autopista y el tramo libre que une el Anillo Periférico meridano con la cabecera municipal de Kantunil, donde empiezan la vía de cuota y la denominada “carretera libre”.