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“Todas las situaciones críticas tienen un relámpago que nos cega o nos ilumina” Víctor Hugo

“Todas las situaciones críticas tienen un relámpago que nos cega o nos ilumina” Víctor Hugo

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“Todas las situaciones críticas tienen un relámpago que nos cega o nos ilumina” Víctor Hugo
Prospectiva

América Latina enfrenta enormes retos producto de la pandemia y de la crisis económica de ella derivada. Los avances alcanzados en las dos primeras décadas del siglo XXI se perdieron a causa de esta de esta crisis que provocó la desaparición de fuentes de trabajo en razón del cierre de la economía; que acrecentó la pobreza laboral y distanció, aún más, a la población, especialmente a la más pobre, de los derechos fundamentales que como ser humano merece.

En el Foro Económico Mundial celebrado a inicios de este año en Davos, Suiza, se habló mucho de Latinoamérica. La pregunta central fue cómo lograr que esta región pueda enfrentar los retos globales sin perecer en el intento y, por el contrario, hacerse más fuerte

Se enfatizó que si bien América Latina no es inmune a las crisis agravadas que afectan al planeta, “se perciben condiciones favorables que ofrecen perspectivas esperanzadoras para la región”. Los países desarrollados ven en esta zona muchas áreas de oportunidad, al tiempo que observan negros nubarrones derivados “de la división política y de las ideologías cambiantes” que se extienden por los países de la región.

Frente a este escenario se recomendó promover “acciones unificadas y la creación de consensos”, tarea pendiente desde hace muchas décadas y que, sin duda, son esenciales para lograr un progreso que revierta las enormes desigualdades que todavía perviven en nuestra América Latina. Se requiere crecimiento, sí, pero con desarrollo.

Nuestra región no está al margen de los efectos de la guerra en Ucrania que ya rebasa los quince meses desde su inicio; mucho menos, de las tensiones derivadas de la lucha frontal que día a día se acrecienta entre un imperio decadente, que se niega a perder su liderazgo, y un imperio, el chino, abiertamente orientado a desplazar a los Estados Unidos, poniendo punto final a la hegemonía que esta nación ejerce desde finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

El foro económico tuvo, como siempre, una vasta agenda y la presencia de líderes mundiales y de especialistas en temas económicos y financieros. Los temas principales fueron: los altos niveles de inflación, el temor a la recesión económica en las grandes economías que llega acompañado de una escalada de protestas sociales alrededor del mundo a causa de la inflación, del desempleo y, como está ocurriendo en Francia, de decisiones gubernamentales cuya lectura no ha sido bien recibida por amplios sectores de la población. “Si me resta popularidad, no importa”, señala el mandatario galo Emmanuel Macron frente a las multitudinarias manifestaciones en contra de su gobierno por haber ampliado dos años (62 a 64) la edad para la jubilación.

En la cumbre fueron tratados también temas recurrentes en muchos foros internacionales, como los efectos del cambio climático, la crisis energética, la más severa en la historia de Europa. Así mismo, se habló sobre las enormes desigualdades sociales y de la polarización que a nivel mundial se ha convertido en un asunto que, por sus efectos sobre la gobernabilidad, no puede estar ausentes de ninguna agenda.

“El mismo sistema que necesita vender cada vez más, necesita también pagar cada vez menos” Eduardo Galeano

¿Está América Latina exenta de esta problemática? Desde luego que no. Además, enfrenta importantes desafíos particulares propios de una región tan disímbolas en puntos de vista, en ideologías y en formas de gobierno. La nueva guerra fría que enfrenta a los Estados Unidos y China, nos ubica nuevamente en un escenario como el que se vivió entre 1945 y 1990 a causa del enfrentamiento abierto y directo entre el vecino del norte y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

En su visita a Moscú, más que hablar del fin de la guerra en Ucrania, Xi Jinping afinó con su alado ruso, Vladimir Putin, la ruta de abordaje en el menor tiempo posible al liderazgo mundial, con el ruso de principal asociado. El papel de pacificador recién asumido por el mandatario chino tiene que ver con su intención de desplazar a Estados Unidos del papel de “gendarme del mundo” que por años ha desempeñado, por cierto, con enormes saldos pendientes.

El presidente Joe Biden, contrario a lo que manejó en su mensaje de apertura en enero del 2021, ha escalado la polarización con China cerrando espacios para evitar o, al menos limitar su avance en la región. Con México ha alcanzado acuerdos merced a las expectativas que para nuestro país tiene el programa de reubicación de empresas norteamericanas en nuestro territorio.

El famoso “nearshoring” genera enormes expectativas a tal grado que ya se habla de un impulso significativo al crecimiento del PIB, lo que no estaría nada mal ya que si bien hemos tenido un razonable crecimiento en 2021 y 2022, todavía queda un tramo para recuperarnos del -8% del 2020. En este asunto del nearshoring es fundamental que el gobierno federal juegue el papel de catalizador alentando la inversión que, hay que decirlo no ha sido papel más exitoso.

La compra de trece plantas generadoras de energía a la española Ibedrola, ha sido calificada por Andrés Manuel López Obrador como una “nueva nacionalización”; en realidad, debemos considerarla como un buen arreglo que pone punto final a una larga y áspera controversia con esta empresa que, lo niegan sus aliados mexicanos, pero se ha caracterizado por sacar pingües beneficios a costa de los consumidores de las naciones donde invierte.

Ibedrola seguirá invirtiendo en energías limpias, área fundamental para el país, en tanto que, la CFEcon el control de estas trece plantas ampliará su capacidad de suministro garantizando, es lo importante, precios accesible para los consumidores

Un aumento del PIB significa crecimiento económico y en tiempos electorales ayudaría mucho, sobre todo si Hacienda puede asegurar el ingreso de recursos que garanticen, más allá de la letra constitucional, programas sociales emblema de la actual administración. Tema central si se quiere garantizar que la Cuarta Transformación tenga la continuidad con cambio que se anunció el 18 de marzo pasado en la explanada del Zócalo de la Ciudad de México.

No ocurre lo mismo con el resto de los países de la región. De manera directamente proporcional a la distancia de la frontera con Estados Unidos, se puede ver como los países de la zona abren gustosos la puerta a la inversión china que llega acompañada de apoyos adicionales en áreas como la educativa, de salud e infraestructura, papel que Washignton dejó de atender al concluir la Guerra Fría a finales de la década de los ochenta.

El modelo chino es más mesurado que los imperialismos clásicos caracterizados por la expoliación de los recursos naturales y la explotación de los recursos humanos a partir de una dominancia que llega hasta el corazón de las áreas de gobierno locales.

China, en cambio, ha utilizado un método más sutil que esconde los propósitos siempre presentes de los imperialismos: la ganancia a toda costa. Muchos países de la región han sido exitosamente seducidos por el gobierno y las empresas chinas lo que ha permitido un aumento muy importante de su presencia en América Latina.

“Los más peligrosos asaltantes de bancos son los banqueros” Eduardo Galeano

Volviendo a la agenda de la Cumbre de Davos que incorpora los temas más preocupantes para la región, la inflación, vale insistir, es la que hoy ocupa el más alto nivel de preocupación. El aumento de los precios no es un tema nuevo o desconocido en nuestra zona. Ningún país de la región ha estado ausente de esta problemática.

Naciones como Argentina, que padece nuevamente un fenómeno hiperinflacionario; Brasil, Colombia, Venezuela y Cuba, enfrentan los efectos de una crisis económica que ha escalado los precios de los productos, particularmente de aquellos que forman parte de la llamada “canasta básica que integra los productos esenciales para la población de bajos recursos, la más afectada por el aumento de los precios.

Frente a un problema de carácter global como es hoy el incremento de los precios, los países latinoamericanos, para variar, se han alineado a las estrategias monetaristas implementadas por la Reserva Federal de los Estados Unidos, que luego de varios años de mantener sus tasas en niveles mínimos, las ha escalado de manera exponencial. Las tasas han alcanzado niveles no vistos en desde la crisis del 2008.

El incremento en las tasas de interés, lo sabemos, no es una panacea; sí bien ayuda a contener el alza de precios reduciendo la demanda de mercancías, no escapa de los daños colaterales: desaceleración económica, cierre de empresas y pérdida de empleos.

El alza de los precios es un problema que preocupa a todos los gobiernos sin importar su plataforma ideológica. La inflación castiga primordialmente a las personas con menores ingresos alejándolas de satisfactores esenciales, al tiempo que propicia el desencanto, la frustración social, con evidentes efectos negativos para la gobernabilidad y la estabilidad política y social.

La inflación beneficia a pequeños grupos, a los productores y comerciantes que trasladan al consumidor final el aumento en los costos de producción, incluyendo los incrementos salariales propiciados por la inflación. Los tiempos de crisis propician la concentración de la riqueza en pocas manos, de aquellos que tienen “la oportunidad” de encontrar nuevas areas de negocios que generan enormes ganancias. La pandemia ha mostrado, una vez más, como los grandes capitales aumentan a costa de la precarización de los salarios y el aumento de los precios.

En nuestra región, el control de precios, hay que repetirlo, ha sido un permanente dolor de cabeza. Crisis económicas, reducción de empleo y aumento de la pobreza laboral y alimentaria. En razón de lo anterior, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, promueve la construcción de “un frente común contra este flagelo en América Latina”.  La propuesta cuenta ya con el apoyo de sus homólogos de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; de Argentina, Alberto Fernández, y, de Cuba, Miguel Diaz-Canel.

“El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco, los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed para que no falten el pan y el agua” Eduardo Galeano

¿Cuál es el objetivo de este plan? Fomentar los intercambios comerciales y eliminar los aranceles para combatir la carestía y disminuir los precios de los bienes clave en los países de la región”. ¿Se trata de generar un Marcado Común? En sentido estricto no. Se parte de principios básicos para configurar un espacio comercial como ya ocurre con la Unión Europea o el Mercosur en el Sur de nuestro continente.

Es una propuesta ambiciosa que solamente podrá concretarse si se vencen las viejas inercias, si se atemperan las divergencias ideológicas y políticas que perviven en la región qué, además de los Estados Unidos, han sido el principal obstáculo para hacer realidad el sueño bolivariano de una América unida.

Son contados con los dedos aquellos proyectos qué se institucionalizaron con la finalidad de promover el trabajo conjunto en una región que por sus enormes riquezas merece un mejor presente y un futuro más promisorio.

El miércoles 5 de abril el mandatario mexicano convocó a una videoconversación con sus homólogos de once países de Latinoamérica y el Caribe con la finalidad de afinar las estrategias para “enfrentar la inflación y ayudarnos mutuamente”.

Sin duda, los opuestos al régimen de la llamada Cuarta Transformación, y sus voceros, criticarán que el tabasqueño promueva este tipo de acciones. Descalificarán que asuma un liderazgo, que encabece un proyecto de integración con la mirada puesta en nuestros hermanos del Sur, luego que, durante décadas gobiernos del PRI y del PAN se negaron a hacerlo, obnubilados por un proyecto ajeno totalmente a nuestros cotidianos problemas: el neoliberlismo, que se empeñó en mantenernos desintegrados y obligados a cumplir con las recetas y designios contenidos en el llamado Consenso de Washington (1992).

Estados Unidos, su gobierno, se niega aceptar que la mejor medida para reducir los flujos migratorios cada vez mayores, evitando catástrofes como la recién ocurrida en Ciudad Juárez, Chihuahua, es generar empleos y bienestar económico y social en los países exportadores obligados. Los que migran son seres humanos en busca de un mejor forma de vida. Miles, en el trasiego, pierden la vida o, al menos dinero que llega a manos de polleros y de funcionarios corruptos en total colusión.

Buena noticia que desaparezca el Instituto Nacional de Migración para dar paso a un nuevo organismo encabezado por un civil, laico, que vea por el respeto pleno a los derechos humanos de los migrante.

La ausencia de alternativas económicas reales es la gasolina que mueve el motor de estos hombres, mujeres y niños que recorren miles de kilómetros arriesgando su vida y que, al final del día, chocan contra un muro, el construido por el hombre, sí, pero también al alimentado por la indiferencia, la politiquería, la deshonestidad e inmoralidad de la cadena de personas que les ofrece llegar al supuesto paraiso.

El plan antiinflacionario propuesto por López Obrador, tiene un doble propósito, revertir el aumento de los precios y, al tiempo, darle una segunda y más productiva vida a mecanismos regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y a la Alianza del Pacífico. El objetivo es enfrentar de manera conjunta, transversal, multinacional, los desafíos derivados de la pandemia y de la crisis económica. El plan busca promover una alianza común en el terreno político y económico de los países de la región.

“La desigualdad es la causa y la consecuencia del fracaso del sistema político y contribuye a la inestabilidad de nuestro sistema económico, lo que, a su vez, contribuye a aumentar la desigualdad” Joseph Eugene Stiglitz

América Latina continúa encerrada en su laberinto. Sin encontrar salidas. Dando vueltas y vueltas. Abrumada por la pobreza que aumentó, la inflación que no decrece y, para colmo de males, enfrentando una nueva crisis financiera y bancaria que nos puede volver al pasado, al muy reciente, al 2008, años en el que, derivado del autismo regulatorios del gobierno de George W. Buch hubo un colapso financiero y bancario del cual todavía no nos recuperamos plenamente.

El presidente López Obrador encabezó esta videollamada con jefes de estado en la que propuso rebajar los aranceles y fomentar los intercambios de productos básicos entre países de la región. Enfatizó que es urgente “ponernos de acuerdo y quitarnos los obstáculos, aranceles y medidas sanitarias para que puedan llegar productos básicos a mejor precio y así enfrentar la inflación y la carestía porque afecta mucho a la economía popular”.

Almuneda Barragán (“El País”, 5 abril 2023), aporta datos útiles para conocer cuál es el objetivo de esta propuesta: Atender él muy bajo intercambio comercial entre países de la región, particularmente con México que, lo sabemos, centra su intercambio comercial con Estados Unidos (80% en importaciones y exportaciones). Para el éxito de este Plan, la logística, el movimiento demmercancias, juega un papel estelar. Es este punto un verdadero obstáculo para que fluyan los productos a través del intercambio entre países de latinoamericanos y del Caribe.

Con el objetivo de atender los retos que conlleva la implementación de la propuesta del gobierno mexicano, se propuso, y se aceptó,  crear un grupo técnico integrado por representantes de los países que se adhieran a este proyecto. Su tarea, nada fácil, será “establecer los lineamientos de cooperación regional para los productos básicos, insumos, fertilizantes químicos y orgánicos que vayan en línea con los acuerdos multilaterales, regionales y bilaterales”.

¿Con qué ojos divino tuerto? Uno de los puntos prioritarios es encontrar rutas viables para financiar este intercambio de mercancías y productos entre países tan desiguales desde el punto de vista económico y social. En razón de lo anterior, la propuesta deberá incluir estrategias “para facilitar el acceso a créditos a nivel internacional y la financiación multilateral de proyectos agrícolas, agroindustriales y de infraestructura para el transporte de mercancías”.

El mandatario argentino Alberto Fernández, hizo dos propuestas que me parecen importantes: la primera, explorar de qué manera el intercambio de alimentos entre países puede dar alguna ventaja como mecanismos financieros de compensación; la segunda, propiciar la reducción del peso de la deuda externa que condiciona el crecimiento externo de los países latinoamericanos.

Abundo en la primera propuesta. El intercambio compensado o permuta comercial nace y se desarrolla como producto de la imposibilidad o inconveniente de muchas naciones de poder adquirir bienes en efectivo en razón de la escasez de la divisa de referencia para el intercambio de esas mercancías.

Por ello, el intercambio compensado puede ayudar a formalizar ventas que de otra manera serían imposibles de concretar. Esta política no es nueva, se funda en el llamado trueque complejo que permite intercambiar mercancías luego de asignarles un valor de mercado pero sin considerar una moneda para ese intercambio.

El grupo de trabajo técnico evaluará la posibilidad de implementar esta modalidad. El 6 y 7 de mayo, en la reunión a celebrarse en Cancún, Quintana Roo, se presenta una propuesta colegiada. Es necesario pavimentar bien la ruta para lograr acuerdos comerciales que definan de manera precisa “las obligaciones paralelas, bilaterales, donde cada parte interviniente se comprometa a vender mercancías, tecnologías o servicios a la otra u otras partes en igual, mayor o menor valor por separado, pero dentro de un negocio conjunto o relacionado”.

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¿Son viables estos acuerdos? No sólo teóricamente son factibles, en la práctica ha quedado demostrada la viabilidad de lo que se considera una “modalidad de pago sin divisas”, son los llamados “acuerdos de clearing” que ya se aplican en la ALADI y en el Mercosur. ¿Cuáles son sus ventajas? Que permiten la introducción de productos en mercados fuertemente proteccionistas o con escasez de divisas. Vemos esta propuesta como una buena alternativa para lograr, por fin, la integración latinoamericana que por tanto tiempo se ha buscado y que mucho se requiere.

Habrá que esperar que en la referida reunión de Cancún, en la que participarán empresarios, organizaciones agrícolas y campesinas, sumadas a las autoridades de los hasta ahora once países que aceptaron el reto, las propuestas que presente el grupo técnico justifiquen la viabilidad y potencien los beneficios que en beneficio de la población de toda la región, en especial de los sectores más afectado por la escalatoria de los precios.

“La crisis potencia la evolución y que cambios que parecían difíciles o imposibles puedan darse incluso relativamente de prisa” Elsa Punset

La inflación galopante requiere enfrentarse con otras armas menos dañinas que el incremento de las tasas de interés. Los datos proporcionados por el INEG indican que para el mes de marzo la inflación en nuestro país se situó en  6.85%, cifra que evidencia que la estrategia del Banco de México, sumada a las medidas concertadas por el gobierno federal con el sector empresarial, alejadas de medidas draconianas para controlar los precios de los productos, han dado buenos resultados, que no son definitivos. Es necesario estar atentos y no caer en la tentación de bajar de manera abrupta las tasas de interés o de flexibilizar las acciones de concertación entre el gobierno y los sectores productivos.

Sería un grave error, especialmente en este momento en el que la organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) han decidido reducir, en mayo próximo, sus cuotas de producción lo que lamentablemente provocará un aumento en los precios de los hidrocarburos que se reflejará en mayores presiones inflacionarias, en momentos en los que estas presiones iban a la baja en muchos países.

Este inesperado anuncio de la OPEP, con Rusia a la cabeza, de reducir su oferta de crudo en más de un millón de barriles de petróleo diario, debe leerse como una clara estrategia geopolítica, y como un duro golpe a los proyectos de las potencias occidentales que estaban observando con optimismo la baja en los precios del hidrocarburo y, por ende, la reactivación de la economía luego de dos años desastrosos, acrecentados por la invasión rusa a Ucrania que colapsó las cadenas productivas y de distribución, al tiempo que puso en jaqueal turismo mundial.

Ramzi Baudino, analista sobre temas de geopolítica y energéticos (“El País”. 6 abril 2023), considera que este “doble mazazo” tiene dos vertientes negativas para Occidente: “Por un lado, abre la puerta a una subida de precios del crudo en la segunda mitad del año, justo ahora que la inflación empezaba a moderar su tendencia alcista del último año. Por otro, ratifica las fuertes tensiones existentes entre los Estados Unidos y Arabia Saudita, que ha reforzado su alianza con Rusia lo que ocurre en medio de un creciente acercamiento con China”. Geopolítica en toda la extensión de la palabra.

Para el gobierno de Joe Biden lo anterior significa un nuevo golpe a su estrategia económica y al propósito de captar el mayor número de adeptos que le permita, en noviembre del 2024 inclinar la balanza la balanza electora a su favor, lo que cada día se observa más difícil.

Vientos de guerra soplan en el país de las barras y las estrellas. En lo externo, la ineficacia del presidente demócrata para lograr un alto al fuego en las invadida Ucrania. En cambio, Estados Unidos, y sus aliados occidentales, insisten en apoyar con dinero y armamento lo que evidencia una abierta apuesta a favor del armamentismo. La OTAN y los países de la Unión Europea han crecido de manera alarmante sus presupuestos militares, desatendiendo temas prioritarios como la salud, educación y las pensiones, por mencionar sólo algunos.

El disputa con China, además, ha tomado cauces más radicales. No es sólo un enfrentamiento económico y político, es un auténtico “cara a cara” entre dos potencias que luchan, una, por mantener su hegemonía, la otra, por hacer a un lado a quien con enormes dificultades sigue ocupando, por decisión propia, el papel de gendarme del planeta.

Washington no atina a diseñar e implementar una estrategia diplomática que contenga a la exitosa “diplomacia de la seda” que le ha permitido a su antagónico asiático ganar espacios abandonados a su suerte por la nación líder y defensora a ultranza de un modelo capitalista que China ha reproducido a su modo, con indiscutibles éxitos, sin abandonar las características autoritarias de su sistema político.

“La ruta de la seda” ha permitido a la nación asiática pavimentar el camino para la colonización en África y en América Latina, no imponiendo su modelo político, sino convirtiendo a muchas naciones de los dos continentes en “socios felicdes” que pronto se darán cuenta que, ni son socios, y mucho menos felices.

“Lo ilegal lo hacemos inmediatamente. Lo inconstitucional nos lleva un poco más” Henry Kissinger

Por su parte, Estados Unidos sigue empeñados enjugar a la ruleta rusa en su relación con Taiwán. Saben que cualquier acercamiento con la isla asiática conlleva una reacción inmediata de Pekín. La reciente visita a California de la presidenta taiwanesa provocó el enojo del gobierno chino que de inmediato envió barcos y aviones a la periferia de la isla, polarizando aún más la relación con Taipei y Washington.

Donald Trump publicó en las redes: “La Tercera Guerra Mundial”, generando la preocupación de los más, pero atrayendo a sus adeptos que, como él, preconizan que “Estados Unidos se está yendo al infierno”.

No son pocos los que se preguntan si quien habita la Casa Blanca está empujando a China a la invasión de un territorio que, una y otra vez, el gobierno chinoha declarado como suyo. Un riesgo muy alto que podría desembocar, como señala, con evidentes propósitos electorales el magnate neoyorquino avecindado en Miami: En un conflicto a escala mundial que pondría en riesgo la supervivencia del planeta.

Sumemos a este conflicto el tema del fentanilo. El gobierno demócrata por una parte, por la otra, legisladores del partido republicano señalan a México como causante del trasiego de este opiáceo que está causando un alto número de muertes en el vecino del norte

El gobierno mexicano niega ser el causante de esta situación. López Obrador a manifestado que en nuestro país no se produce el precursor de esta droga. Claro de que China juega un papel principal en este tema, el tabasqueño envió una misiva al presidente Xi Jinping solicitándole su apoyo. La respuesta de Pekín fue contundente: “Que Estados Unidos asuma su responsabilidad y actúe en consecuencia”. El país asiático niega ser el generador de ese precursor. ¿Entonces quién es?

El fentanilo, sumado al migratorio, se han convertido en temas centrales de la narrativa electoral en el vecino del norte. Los republicanos acusan al gobierno de México, pero, en realidad, su discurso está dirigido a sus conciudadanos indecisos, a los que quieren convencer de que apoyar la reelección del actual mandatario es “un gran un error”. Esta narrativa busca convencer al electorado que ellos, los republicanos, los que apoyan a Trump, son la mejor opción “para hacer nuevamente grande a los Estados Unidos”.

Los republicanos saben de la fragilidad de la candidatura de Donald Trump, nuevamente acusado de diversos ilícitos. No son pocos los que consideran que esta nueva intención de colocar al expresidente en el banquillo de los acusados tiene objetivos primordialmente electorales.

No se equivocan, sin embargo, los 34 delitos que se le imputan evidencian, una vez más, la historia de una persona cuyo código de ética deja mucho que desear. “Son estrategias soviéticas las que usan los demócratas para impedir mi participación en las elecciones del 2024”, señala el ex presidente, al tiempo que pide a los legisladores de su partido que le retiren recursos al FBI y al Departamento de Justicia, “hasta que entren en razón”.

El millonario neoyorquino, especialista en la victimización, compareció en la corte del estado de Nueva York negando su culpabilidad. Reiteró su intención de convertirse en abanderado de su partido para revertir lo que él considera errores que están hundiendo a su país.

Posiblemente vuelva a salir victorioso de este nuevo embate judicial orquestado por los demócratas; sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es si podrá eludir un obstáculo que no tenía contemplado hace menos de un año: el empoderamiento del gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, tanto o más conservador que él, que ha crecido en las encuestas, lo que obligará a quien quiere ser huésped de la Casa Blanca por segunda ocasión, a jugarse el todo por el todo en unas primarias de las cuales saldrán chispas. La moneda está en el aire. ¿Hará Trump su campaña desde la cárcel? La Constitución no se lo impide.


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