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El obispo de Abalá y la Nueva Escuela Mexicana

El obispo de Abalá y la Nueva Escuela Mexicana

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El obispo de Abalá y la Nueva Escuela Mexicana
Otro Enfoque Político Por Gínder Peraza Kumán

Ganar, triunfar, dominar, prevalecer… Son cosas que quisiéramos lograr siempre, y lo mejor sería que fuese así pero en beneficio de alguien, y no precisa o necesariamente de nosotros mismos.

Para triunfar en la vida –lo que esto significa depende de cada uno de nosotros– se necesita, según las observaciones que hemos hecho, aprender a hacer algo que parecería magia, y que es saber relacionar los hechos, las circunstancias y las opiniones que están alrededor de nosotros. Ésa es una habilidad muy difícil de lograr, pero cuyo dominio puede generar cosas buenas para nosotros y los que nos rodean. Hagamos un ensayo.

Por un lado, el Papa Francisco nombra obispo a un yucateco muy versado en las Sagrada Escrituras, veterano catedrático de la Universidad Pontificia de México, que domina varios idiomas y posee una humildad y una fe grandes como peñascos: se llama Mario Medina Balam, y por disposición del Santo Padre ya es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Yucatán. Aún no se sabe dónde exactamente ejercerá su nuevo ministerio.

Una antigua amiga nos dijo, en improvisada plática, que ella conoce a una hermana del padre Medina, porque trabajó con ella en una tienda de ropa en Mérida. “Es una bella persona”, afirmó la amiga, “siempre anda buscando cómo ayudar” a quien lo necesite, y tiene bonito carácter.

La platicadora mujer contó enseguida que el padre Medina tiene también un hermano que, a lo mejor no lo va a usted a creer, también es sacerdote. Toda la familia es oriunda de la pequeña y humilde población de Abalá, en el estado de Yucatán.

Escuchamos los detalles y nuestra mente corre a mil por hora. Escuchando todo lo relativo al nombramiento del P. Medina Balam venimos a confirmar lo que ya nos han dicho otras personas: Los principios éticos y morales no se aprenden en una escuela, sino en la casa, en nuestro hogar, y con el ejemplo, las acciones y las palabras de nuestros padres y hermanos.

En la escuela se reciben conocimientos, se adquieren destrezas para desempeñar roles específicos de trabajo, de estudio, de superación personal. Pero lo más valioso e importante, lo que hace que un hombre o una mujer eleven la calidad de su mente y su espíritu son los valores éticos y morales que les son inculcados en su casa y por su familia.

Ahora hablemos de otra noticia, de una situación que parece que no tiene relación alguna con el caso del joven que salió de Abalá para convertirse en sacerdote y con los años recibir el título o el honor de ser obispo: Este fin de semana (desde el viernes 24 de febrero) los maestros yucatecos –ignoro si todos los del estado o sólo los que trabajan en determinadas zonas– empezarán a recibir instrucciones y capacitación que se supone deben ser suficientes para hacer de la llamada Nueva Escuela Mexicana la llave de oro que les abra a México y a los mexicanos el camino a la prosperidad que merecen.

Ya en un comentario anterior dimos algunas pistas de los objetivos que persigue ese programa educativo impulsado por la llamada 4T (“Cuarta transformación”). Ya vimos que los documentos teóricos, las bases pedagógicas del nuevo programa son dignos de elogio, pero el gran problema será, dicen los propios maestros, el mismo que afrontaron los planes precedentes: el gobierno federal no proporciona al ritmo que se necesitan los recursos materiales y educativos que en general requieren los profesores.

Lo menos malo que se puede decir de este viraje en la educación, que se puede afirmar que ha sorprendido a todos, empezando con los maestros, es que si fracasa, el barco de nuestra educación nacional sólo podrá hundirse un poquito más de lo que ya está. Claro que si todo resulta como pregonan los impulsores del programa, entonces llegará un día en que despertemos todos y nos demos cuenta de que México ya es otro, ya es un país de Primer Mundo y por sí solo genera las oportunidades que merecen sus habitantes. Pero eso todavía está por verse, y falta mucho, mucho…

Quien quiera saber más de lo que se intenta con el nuevo programa, sólo tiene que hacer una pequeña búsqueda en internet, de donde escogimos las siguientes preguntas que se supone son reveladoras de las altas miras que tiene la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Vea usted: 1) ¿Cuáles son los 4 campos formativos de la Nueva Escuela Mexicana? 2) ¿Cuáles son los 7 ejes articuladores de este plan educativo? 3) ¿Cuáles son los planes y programas de estudio? 4) ¿Cuáles son los 8 ámbitos de la NEM? Y ahí nomás por ahora, no queremos que se vaya a infartar alguien.

Muchos estamos convencidos de que México debe estar destinado a ser un país grande, entre otras cosas porque tiene todo lo que se necesita para serlo. La clave para lograr un cambio sustancial sería educar mexicanos que tengan dos cosas, dos características así de pequeñas: 1) Que hayan recibido una educación de la más alta calidad; y 2) que sean orgullosos portadores de los valores éticos y morales que hacen la enorme diferencia entre hombres y animales, entre Hombres y Mujeres así, con mayúscula, y remedos de seres humanos que no pueden ni siquiera cultivar la comida que comen durante toda su vida, y que no saben resistirse a quienes buscan aprovecharse de ellos y hundirlos pisando sobre sus cabezas para que les sirvan como peldaños en la escalera por la que sólo suben los más desalmados, los más corruptibles y los que aman más al dinero, el placer y el poder, que a hacer el bien y contribuir a la felicidad de sus semejantes.

¿Ve usted las relaciones, discrepancias y coincidencias que hay entre alcanzar el honor de ser nombrado obispo a pesar de haber nacido en un humilde poblado, y fracasar sin remedio hasta ahora cada vez que queremos forjar mexicanos de alta calidad, mediante la educación y la inculcación de valores éticos y morales?

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